El uso inapropiado de antibióticos ha acelerado el proceso de resistencias bacterianas, convirtiéndose en una amenaza para la salud mundial.
Con frecuencia, muchas personas consumen o recomiendan medicamentos para aliviar dolencias y malestares, pero sin tener conocimientos médicos y poniendo en riesgo su propia salud o la de sus familiares y amigos. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de la mitad de los medicamentos a nivel mundial se prescriben, dispensan o venden de manera inapropiada y el 50% de los pacientes no toma sus medicamentos correctamente.
Existen diversos factores que impulsan la práctica de la automedicación como la falta de acceso a servicios de salud, el hábito social, el contar con medicinas en casa y el haber recibido medicación previamente por recomendación de allegados. Sin embargo, en cualquier situación, es importante tener en cuenta que la mayoría de veces las personas no contamos con la información suficiente para tomar buenas decisiones sobre nuestra salud.
Entre los principales riesgos que corre una persona tras hacer uso irracional de medicamentos se encuentran la posibilidad de anular los efectos de otros medicamentos, generar resistencias, no saber si está consumiendo la dosis adecuada y la aparición de reacciones adversas, lo que puede incrementar el riesgo de morbilidad y mortalidad.
La situación más común en la automedicación es la compra indiscriminada de antibióticos frente a síntomas de enfermedades como gripes, resfríos y diarreas, que al ser ocasionadas por virus y no por bacterias, no necesitan ser tratadas con antibióticos. Por el contrario, esto tendría como consecuencia, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que muchos gérmenes se hagan resistentes a los antibióticos, teniendo como resultado tratamientos ineficaces, caros y efectos indeseados en la salud de la población.
En el caso de la COVID-19, la enfermedad infecciosa que se ha convertido en una preocupación global desde su brote en Wuhan (China) en diciembre el año pasado, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyus, advirtió a la población contra el uso de tratamientos que no hayan sido probados clínicamente.
Hasta la fecha, no existe vacuna ni medicamento antiviral específico para prevenir o tratar la COVID-2019. Sin embargo, los afectados deben recibir atención de salud para aliviar los síntomas y aquellas personas que presentan casos graves de la enfermedad deben ser hospitalizadas.
Asimismo, la OMS no recomienda la automedicación, en particular con antibióticos para prevenir o curar la COVID-19, ya que estos medicamentos solo son eficaces contra las infecciones bacterianas. Por ello, las formas más eficaces de protegerse a uno mismo y a los demás frente a la COVID-19 son lavarse las manos con frecuencia, cubrirse la boca con el codo o con un pañuelo de papel al toser y mantener una distancia de al menos 1 metro con las personas que tosen o estornudan.
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