Durante la pandemia, un grupo de jóvenes ha trabajado para hacer llegar alimentos y artículos de higiene y bioseguridad a los ciudadanos más vulnerables.
La pandemia ha impactado en la vida de los peruanos y sobre todo en los más vulnerables, exponiéndolos a la enfermedad y también a la falta de acceso a elementos básicos como alimentos, artículos de higiene, bioseguridad y medicinas. Tan solo en el centro de la ciudad de Lima hay más de 3 000 personas sin techo y el 58% tiene más de 65 años, quienes en muchos casos andan con preocupaciones y no comprenden cómo saldrán de esta situación.
Por esta razón, desde el inicio de la cuarentena, la comunidad de Sant’Egidio ha llevado alimentos a las personas sin techo que tienen sitio en Barrios Altos (Plaza Italia), Cercado de Lima (Plaza Monserrate) y a los ancianos que viven solos en casa. Así, han conocido historias de adultos mayores, madres y familias migrantes que han salido a la calle a vender golosinas o pedir limosna para llevar algo de comer a sus hijos.
Semanalmente, los ‘Jóvenes por la Paz’ recorren las calles del Centro de Lima para repartir 500 almuerzos a quienes realmente lo necesitan y, de esta manera, la Plaza Monserrat se ha convertido espontáneamente en un espacio donde los mayores reciben una comida solidaria y tienen la oportunidad de sentirse escuchados.
De igual forma, para colaborar con las medidas de protección frente a la COVID-19, la comunidad ha venido habilitando puntos de asesoramiento de salud con explicaciones sobre cómo prevenir el contagio y ha distribuido mascarillas por la calle. Por esta razón, son muchos los que se dirigen a esta organización durante este tiempo y el “carro de la solidaridad” se ha convertido en un símbolo de cercanía con los más vulnerables.
La comunidad de Sant’Egidio continúa construyendo puentes solidarios para poder brindar otros tipos de ayuda. De hecho, su labor con quienes viven dificultades la vienen realizando desde hace una década y durante los últimos años, lograron adecuar la Casa de la Comunidad (Barrio Monserrate) como un lugar de acogida donde las personas sin hogar podían tomar desayuno y lonche dos veces por semana. Además, incorporaron un sistema de duchas gratuitas inspirada en un proyecto llevado a cabo por el Papa Francisco en Roma, quien instaló duchas en la Plaza San Pedro de Italia para que puedan ser usadas por quienes la necesitaran.
Actualmente la red de comunidades –que tiene como referente fundamental la oración, los pobres y la paz– se ha extendido por más de 70 países, donde participan 50 000 miembros de manera voluntaria comprometidos con los pobres de manera especial en las periferias urbanas.
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