La investigación realizada en Alemania y publicada en la revista JAMA Cardiology reveló que el 48% de pacientes (jóvenes y adultos mayores) que habían pasado la enfermedad presentaban alteraciones en el músculo cardiaco.
El nuevo coronavirus puede ocasionar daños cardíacos en un gran porcentaje de pacientes, incluso en adultos previamente sanos que no padecen síntomas graves de la enfermedad, según advierte una investigación realizada en Alemania y publicada en la revista JAMA Cardiology.
Realizada por médicos del hospital Universitario de Frankfurt, la investigación, sin embargo, todavía no aclara si las anomalías detectadas en el corazón son transitorias o pueden originar una insuficiencia cardíaca permanente.
La muestra del estudio fue de 100 pacientes de mediana edad que habían sido infectados con la COVID-19. El 33% de ellos tuvo que ser hospitalizado, y el resto tuvo cuadros leves y pasó la cuarentena en casa. La media de edad era de 49 años y la mitad (47) fueron mujeres.
A todos los participantes se les realizó una resonancia magnética del corazón entre dos y tres meses después de haber sido diagnosticados con la COVID-19 y ser dados de alta. Los resultados fueron comparados con personas del mismo grupo de edad que no habían contraído el virus.
La prueba reveló que el 78% de los que tuvieron la enfermedad tenían alteraciones en el músculo cardíaco. La parte más afectada era el ventrículo izquierdo, la cámara más grande del corazón, encargada de bombear la sangre hacia la arteria aorta para que posteriormente llegue a todo el cuerpo. Este ventrículo aumentó en masa y volumen, y perdió capacidad para bombear sangre.
El grupo de voluntarios sanos tenía, además, una fracción de eyección (lo que indica la capacidad de bombear sangre) del 60%, mientras que en los pacientes de COVID-19 recuperados esta era del 56%.
Si bien este resultado no indica una insuficiencia cardíaca (se requiere menos del 50%), sí evidencia que la capacidad de bombear sangre es inferior en pacientes de coronavirus. Los autores del estudio han advertido que, si estas alteraciones se observan permanentemente, podrían causar una insuficiencia cardíaca en el futuro.
Por otro lado, el 60% de los pacientes de COVID-19 recuperados presentaban una inflamación del miocardio entre dos a tres meses después de haber sido diagnosticados. Estas condiciones son independientes de la gravedad de la infección y tampoco se relacionan con alguna patología previa de las personas analizadas.
“Las consecuencias cardiovasculares a largo plazo de la Covid-19 deben ser estudiadas”, advierte la investigación.
Puedes leer el estudio completo aquí.
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