El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) fue creado en 1988 con el objeto de facilitar evaluaciones integrales en materia de conocimientos científicos, técnicos y socioeconómicos sobre el cambio climático, así como sus causas, repercusiones y estrategias de respuesta. Desde el inicio de su labor, el IPCC ha preparado seis informes de evaluación, el último fue presentado hace pocos días con conclusiones sumamente graves.
El informe indica que si la humanidad hoy mismo reduce bruscamente sus emisiones, el calentamiento global se incrementaría alrededor de 1,5 grados durante las próximas dos décadas. Es decir que lo que se viene, pase lo que pase, será sumamente caluroso. ¿Cuán caluroso? Eso depende de nosotros. Los expertos del IPCC manifiestan que ese incremento de 1,5 grados tendrá consecuencias dramáticas en el devenir de la humanidad, alrededor de 1000 millones de personas en todo el mundo sufrirían olas de calor más frecuentes que pondrían en riesgo su vida. Varios cientos de millones de seres humanos tendrían muchísimas dificultades para acceder al agua debido a las graves sequías. Un sinfín de especies animales y vegetales desaparecerán. Empero, si la humanidad no logra estabilizar el calentamiento global, la temperatura podría elevarse hasta 4 grados. Esto conlleva riesgos muchísimo más graves, con feroces olas de calor, inundaciones, sequías y la aceleración de la subida del nivel del mar.
A nivel político, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, se ha comprometido a limitar el calentamiento global a 1,5 grados, sin embargo, falta mucho a nivel de implementación para materializar dicha meta. Los otros grandes responsables de emisiones de gases de efecto invernadero, China, la Unión Europea, India, Rusia, Japón, Brasil, Indonesia, Irán y Canadá, tampoco están cumpliendo con sus compromisos con la urgencia que deberían.
El Perú, si bien carece de una gran industria y tampoco cuenta con un enorme parque automotor, muestra importantes deficiencias al momento de luchar contra el cambio climático. De acuerdo con un informe del Proyecto de Monitoreo de la Amazonía Andina, en las dos últimas décadas 2 millones de hectáreas de bosques primarios desaparecieron en nuestro país, debido principalmente a la minería ilegal, los monocultivos, la tala ilegal y la construcción de carreteras. Otro informe, de la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (Raisg), halló que Madre de Dios es la región más deforestada de toda la Amazonía. Según este consorcio de organizaciones de la sociedad civil de Perú, Brasil, Venezuela, Colombia, Ecuador y Bolivia, existen 245 áreas de extracción de oro no autorizada, de los cuales 110 se ubican en Madre de Dios. Un escenario terrible.
Por otra parte, la situación hídrica del país muestra un panorama crítico. El 2016, un estudio de la Autoridad Nacional del Agua sobre 129 de las 159 cuencas hídricas que hay en el país, permitió conocer que todos los ríos analizados están contaminados, sin excepción. De igual forma, la Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento (Sunass), señaló que 89 localidades no cuentan con tratamiento de aguas residuales de las 253 existentes. Es decir, los desagües, unos 298.000 metros cúbicos por día, se arrojan directamente al mar, a los ríos, sin ningún tipo de tratamiento.
Como respuesta, el Estado peruano ha aprobado un sinfín de planes, programas y políticas para abordar esta problemática. Destacan el Programa presupuestal 0035 Gestión sostenible de los recursos naturales y la diversidad biológica, el Programa Presupuestal 036 Gestión integral de residuos sólidos, el Programa presupuestal 0089 Reducción de la degradación de suelos agrarios, el Programa presupuestal 0128 Reducción de la minería ilegal, el Programa presupuestal 0130 Competitividad y aprovechamiento sostenible de los recursos forestales y de fauna silvestre, el Programa presupuestal 0136 Prevención y recuperación ambiental, el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático hacia el 2050, el Plan de Acción en Género y Cambio Climático del Perú al 2021, la Política Nacional del Ambiente al 2030, entre otros.
A manera de conclusión, el gran reto que tiene por delante el Estado peruano es de una vez por todas juntar, articular, implementar, monitorear y evaluar de manera coordinada y coherente todas sus políticas e iniciativas para enfrentar el cambio climático. Estamos ante el gran desafío del Siglo XXI y el Perú no puede quedarse al margen.
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