«No preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregunta qué puedes hacer tú por tu país»
(John F. Kennedy)
El presidente John F. Kennedy dejó una huella imborrable durante su breve mandato en los Estados Unidos. Su gobierno impulsó iniciativas de alto impacto no solo para su país, sino para el mundo. Entre ellas destacan la carrera espacial y el ambicioso programa de la Alianza para el Progreso, que ofreció apoyo social y económico a América Latina. Sin embargo, también enfrentó desafíos monumentales como la Guerra Fría y su momento más crítico: la crisis de los misiles en Cuba.
En su discurso inaugural, pronunciado frente al Capitolio y seguido con atención tanto por el pueblo estadounidense como por el mundo entero, Kennedy ofreció mensajes de profundo contenido político y ético. En un contexto marcado por tensiones geopolíticas, hizo un llamado a la paz, a la cooperación internacional y a la responsabilidad ciudadana.
El momento culminante de su discurso llegó al final, cuando lanzó una frase que se convirtió en legado: «No preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregunta qué puedes hacer tú por tu país». Estas palabras inspiraron a muchos ciudadanos a comprometerse con diversas iniciativas gubernamentales, pero también a asumir con mayor convicción su rol en la construcción de una sociedad más justa y solidaria.
Hoy, después de celebrar el 204 aniversario de nuestra independencia, vale la pena evocar estas palabras y preguntarnos: ¿qué podemos hacer nosotros por el Perú? No desde el rol de autoridades o grandes líderes, sino desde nuestro lugar cotidiano: como personas, como padres, vecinos y ciudadanos. Nos quejamos —con razón— de la ineficiencia o falta de visión de quienes nos gobiernan, pero a menudo olvidamos que el país también se construye desde nuestras acciones más simples.

Trabajar con honestidad y compromiso, brindar un mejor servicio, promover el respeto por los espacios públicos, enseñar con el ejemplo a nuestros hijos, cumplir las normas de tránsito y participar activamente en nuestra comunidad son gestos sencillos que, acumulados, pueden transformar el entorno.
Además, existen múltiples oportunidades de voluntariado y programas de apoyo comunitario que permiten contribuir de forma directa al bienestar colectivo. Estudiar con responsabilidad, capacitarse continuamente, apoyar el desarrollo de otros, son formas concretas de sembrar futuro.
Nos quejamos de la clase política, pero son pocos los profesionales dispuestos a asumir con valentía los costos personales que implica liderar desde el servicio público. La transformación del país exige no solo crítica, sino una participación activa de ciudadanos comprometidos y preparados.
El Perú que soñamos no se construirá solo con discursos ni promesas. Se construye con decisiones cotidianas, con coherencia, con generosidad y con conciencia. Preguntarnos qué podemos hacer por nuestro país no es un ejercicio retórico: es una invitación urgente a involucrarnos, actuar, dejar huella. Porque cada gesto cuenta. Porque el Perú empieza por ti.
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