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Aprendizajes de una aventura : Choquequirao 2022

No importa cuál sea tu reto, es realmente gratificante ilusionarse, encontrar algo que nos motive y nos desafíe más allá de la rutina.

Sentada en el avión, regresando a casa luego de una semana físicamente desafiante y cargada de aprendizajes, me gustaría compartir mi propia historia proceso en este artículo.

En mayo del 2020, cuando empezó la pandemia, empecé a caminar cada día un ratito para "no morir atornillada en la computadora". En diciembre de ese mismo año, cuando fui con mi familia a pasar año nuevo a Chosica, salí a correr y por primera vez me animé a medir la distancia. Esos fueron mis primeros 5K luego de 47 años de vida sedentaria, siendo la "gordita buena gente", la que no podía hacer deporte, la que no podía correr, la que era grandota pero débil. Este primer hito me llevo a lograr 17K. Y, cuando mis rodillas empezaron inflamarse y doler, me di cuenta de que había perdido la brújula.

Yo no corría para competir, yo no corría para alcanzar una marca o ir a una maratón, yo corría porque quería ser fuerte y estar sana. Así que bajé la distancia de mis kilómetros y empecé a hacer cosas que me hicieran sudar y sentir bien.

Ya en 2021, al reactivarse el turismo, mi esposo empieza a llevar grupos a recorrer la ruta a Choquequirao, Cusco. Su pasión al compartir la experiencia y la ilusión de quienes vivieron el reto empezaron a sembrar en mí la idea de caminar esta desafiante ruta de 4 días, con caminatas de 6 a 8 horas diarias con pronunciadas subidas y bajadas.

Con la responsabilidad de no ser una carga o un problema para mí esposo en su trabajo, con mis propios miedos e inseguridades instalados en mi cabeza por más de 40 años, y con una mochila cargada de ilusiones, en mayo de 2022 emprendí la ruta que hoy me permite compartir en este artículo, aquello que aprendí de esta aventura.

Choquequirao
Choquequirao | Fuente: Andina

LA RUTA

Lo que más me ha sorprendido de este proceso es que la ciudadela de Choquequirao, majestuosa, hermosa y perfecta, no fue tan importante como cada paso de la ruta. Entendí que el objetivo no es un lugar al que llegar si no una ruta que caminar.

Aprendí a valorar cada paso, aprendí a mirar con admiración el ritmo de mis pies y pude vivir aquello que siempre explico en clases: cada paso, por muy pequeño que sea, te acerca a tu objetivo.

EL PODER DEL EQUIPO

Éramos 11 caminantes. Cada día nos despertábamos a las 4 o 5 de la mañana para andar la ruta. Cuando el cuerpo cansado decía no, la responsabilidad de ser parte de un grupo al que no podíamos retrasar nos levantaba física y emocionalmente.

Cuando estábamos próximos a llegar al campamento al final del día, quienes ya habían llegado, empezaban a aplaudir y arengar: “vamos, falta poco”, fueron estas las palabras que se convirtieron en los momentos de satisfacción que marcaron la diferencia. Además, este hecho, nos dejaba la responsabilidad de esperar para hacer lo mismo con los que llegaban luego. Abrazos que se fundían con las respiraciones agitadas después de una ruta larga y desafiante, sumados al orgullo por el logro obtenido eran la mejor recompensa del día.

EL VALOR DEL LIDERAZGO

En las madrugadas, cuando solo las luces de nuestras linternas iluminaban el camino y el grupo se iba separando, pues es importante que cada uno mantenga su propio ritmo, sabíamos que nuestros guías siempre estaban, aunque no los pudiéramos ver: uno adelante para guiar el camino y el otro en la cola para cerrar y asegurarse que todos estuviéramos bien. Nuestros pasos cansados, los ruidos de la naturaleza, las pendientes y la inmensidad del entorno resultaban abrumadores. Sin embargo, sabernos cuidados, nos daba la tranquilidad para avanzar a paso firme.

COMPAÑEROS

Si bien la mayoría de nosotros no nos conocíamos, supimos con claridad que estos 4 días nos convertirían en compañeros de ruta. Las conversaciones superficiales con las que iniciamos, las charlas terminaron por ser espacios de reflexión y aprendizaje para cada quien.

En mi caso, conecté con Mariana, una mujer hermosa a quien conocí ahí y con quien compartíamos el mismo ritmo al andar. Caminamos juntas, nos cuidamos y nos acompañamos a lo largo de la ruta. Una desconocida, se convirtió en mi soporte y compañía. Cuando tropezábamos, o cuando las fuerzas flaqueaban o teníamos que ir al baño en la ruta, nos cuidábamos para que nadie nos vea 😊. Sin ella, esto no hubiera sido posible.

PROPÓSITO

Me conmovió escuchar cómo cada uno de los que estuvieron ahí, tenían un propósito diferente. Tuve la fortuna de escuchar tres en particular que llamaron mi atención.

  • Lucho, un empresario exitoso y un romántico enamorado de su esposa que decidió disfrutar de un tiempo para sí. Estaba tan feliz de su proceso que ahora ella quiere ir con él (y seguro así será).
  • Mariana, una madre de familia amante de la naturaleza, decidió reconectar con ella misma porque en su casa nadie comparte esta pasión. Su esposo se rompió el pie unos días antes de la salida, pero su familia tenía tan claro lo importante que era esto para ella, que la alentó a seguir.
  • Claudia, madre de tres hijos adultos se daba la licencia de disfrutar este tiempo para ella. Y fue tan noble que nos regaló una clase de yoga al retornar del tercer día de caminata para estirar y avanzar.

Finalmente, me di cuenta de que mi propósito era el poder acompañar a mi esposo en el camino. Si bien no pude caminar con él, sabía que estaba tranquilo ya que no lo necesitaba para avanzar. En las noches, compartir la carpa, un abrazo y unos minutos de conversación antes de caer rendidos fue sumamente especial.

Ahora, si alguien me pregunta: ¿Por qué caminas una ruta tan compleja y desafiante? Le respondería "porque puedo", porque hoy puedo y antes no podía.

Si bien la caminata duró 4 días y solo nos permitían llevar una mochila en la espalda, cada caminante sabe que esta aventura quedará para siempre en nuestros corazones y que esas mochilas cargaron mucho más que solo agua y snacks.

No importa cuál sea tu reto, es realmente gratificante ilusionarse, encontrar algo que nos motive y nos desafíe más allá de la rutina. Proponte un objetivo y disfruta cada paso. Probablemente el camino no será sencillo, tal vez los pasos no siempre serán firmes, a veces te caerás y por supuesto que dolerá, pero cuando todo haya pasado, cuando mires hacia atrás y veas quién fuiste en esa ruta, lo que dejaste en otros y en quién te convertiste, sabrás que habrá valido la pena.

NOTA: “Ni el Grupo RPP, ni sus directores, accionistas, representantes legales, gerentes y/o empleados serán responsables bajo ninguna circunstancia por las declaraciones, comentarios u opiniones vertidas en la presente columna, siendo el único responsable el autor de la misma.
Claudia Draghi

Claudia Draghi Coach ejecutiva y de equipos

Docente de Pacífico Business School. Business & Team Coach (ICC, Londres). Administradora y consultora en liderazgo, servicio y procesos de transformación cultural.

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