La pandemia ha catapultado a los expertos a la palestra en todo el mundo. Como nunca, son citados y celebrados por políticos y periodistas, compartimos artículos en grupos de WhatsApp entre memes, memes, burlas y chismes, y hasta debatimos sus opiniones en el desayuno.
En el mundo de la ciencia hay optimistas que ven esto como un cambio sistémico que promete detener el cuestionamiento al que la ciencia y el conocimiento técnico han sido sujetos en los últimos años. Pero un estudio de Cevat Giray Aksoy, Barry Eichengreen y Orkun Saka publicado recientemente sugiere que lo opuesto es más probable.
Los autores han combinado data de una encuesta del Wellcome Trust del 2018 de más de 70 000 personas en 160 países y data sobre epidemias globales desde 1970.
Empecemos con el Perú
En las figuras abajo (tomadas del trabajo de Aksoy, Eichengreen y Saka) se ven dos paneles. El primero, A, muestra el porcentaje de personas que confían en la ciencia. En el segundo, B, el porcentaje de personas que confían en los científicos. En Perú está al final de la tabla en ambas.
Esto no nos sorprende y se explica, en parte, por la pobre valoración de nuestra sociedad hacia la educación y la investigación. Y parte de esta pobre valoración tiene que ver con un enorme desconocimiento sobre lo que es la ciencia y la forma en la que puede contribuir a nuestra sociedad.
Esto no se resuelve de un día para otro. Requiere un trabajo de hormiga para que desde la educación inicial los peruanos crezcan con una adecuada apreciación por la ciencia en general. Y eso no pasa solamente por celebrar a uno que otro científico o científica que “la hizo” en alguna universidad extranjera o el último invento peruano. De hecho, puede tener un impacto inesperado.
¿Es inevitable?
Lo que los autores de este trabajo han encontrado es que existe una diferencia entre la confianza que uno tiene en la ciencia (en general) y la confianza que uno tiene en científicos (en particular). Esto es, durante y después de una pandemia, las personas no ven mermada su confianza en que la ciencia puede encontrar la forma de resolver la crisis; pero sí pierden confianza en los científicos individualmente y sus motivaciones.
Los ven no como científicos desinteresados sino como oportunistas y más interesados en un beneficio personal que en el bien público.
El estudio siguiere que esto es particularmente relevante para las personas en edad “impresionable” (18-25 años) ya que esta opinión tiene un efecto duradero en sus opiniones sobre la ciencia, los científicos y la evidencia que presentan.
En el largo, plazo, claro, esta opinión de los científicos afecta la aceptación de sus opiniones, de la evidencia que presentan, las recomendaciones que hacen, etc.
Si queremos que confíen en lo que dicen (e.g. “¡esta enfermedad sí afecta a los jóvenes; cuídense!”) debemos combatir esta percepción negativa de los científicos. ¿Cómo hacerlo?
- Debemos tener cuidado con el lenguaje, el tono y la forma que usamos: No es necesario usar términos científicos para comunicar los resultados de la ciencia. Lamentablemente, el concepto de divulgación científica todavía es entendido como un ejercicio principalmente de diseminación o educación. Pero los jóvenes, hoy, quieren y esperan un diálogo, no un sermón. El lenguaje y el tono empleado por muchos expertos hoy en día excluye, en lugar a de incluir, precisamente, a quienes quieren llegar.
- Debemos tener empatía con el público: Hay algo en la carrera y el método científico que demanda que nos abstraigamos de los sujetos de estudio y de nuestras emociones. Esto dificulta que desarrollemos empatía tanto con quienes estudiamos como a quienes queremos comunicar. De nada sirve hablar de tasas de intereses o recesiones si no las aterrizamos en el efecto que tienen en una familia. Al comunicar, debemos apelar a historias humanas y experiencias de vida reales. Pero también debemos usar medios de comunicación relevantes para los públicos a los que queremos llegar. En otras palabras, si queremos llegar a los jóvenes: Tik Tok, no televisión.
- Debemos ser transparentes sobre nuestros valores: ¿Por qué no confían en los científicos? Porque se presentan como si estuviesen por encima de los debates y discusiones que todos tenemos, día a día. Pretenden que la ciencia y la evidencia que produce es neutral – y no lo es. Y todos sabemos que no lo es.
- Debemos democratizar la ciencia: Los científicos y, especialmente, los comunicadores científicos, deben ser más representativos de los peruanos. Sus historias de vida deben reflejar las historias de vida de la mayoría y no reforzar la idea de elites económicas-tecnocráticas desconectadas del resto. Hemos avanzado mucho en fomentar la participación de mujeres en la ciencia. Ahora nos toca que no seamos ciegos al privilegio socioeconómico, cultural y étnico. Hagamos un esfuerzo por darle mayor viabilidad a quienes justamente, hoy, no la tienen.
La desconexión entre los científicos y el resto de la ciudadanía, incluyendo a los políticos y decisores, es más que disciplinaria; es cultural.
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