Se han cumplido 15 años de la exposición fotográfica Yuyanapaq. Para recordar[1], el relato visual sobre el periodo de violencia 1980-2000 que investigó la Comisión de la Verdad y Reconciliación en el Perú. Desde entonces, se ha convertido en un legado visual para que nuevas generaciones puedan conocer y comprender el contexto de ese periodo infausto de nuestra historia.
Y ello cobra más sentido en una época donde la “imagen” es el formato pero también constituye la narrativa de nuevas formas de relaciones personales y sociales; la comunicación y el diálogo y la vida política se construyen hoy mediante imágenes. Así, la memoria visual se convierte en un vehículo de lugares, fechas, conmemoraciones y rituales que dan sentido a los acontecimientos, que nos colocan en perspectiva para comprender el pasado pero también para pensar y mirar el futuro.
La exposición fotográfica, que fue concebida como el núcleo de una estrategia de comunicación de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, buscaba darle rostro a las víctimas a partir de la recuperación de 90 archivos de fotoperiodistas y aficionados, que desde diversos medios de comunicación, organizaciones no gubernamentales, iglesias o agrupaciones de víctimas habían dado testimonio del horror, el miedo, el dolor y las ausencias que dejaba el conflicto. Estos testigos de la verdad aportaron desde el fotoperiodismo a la fotografía documental. Yuyanapaq. Para recordar[2] puso de relieve el valor de la fotografía como un documento histórico, icónico y político. Desde su inauguración, más de medio millón de personas visitó la exhibición, primero en la Casa Riva-Agüero de Chorrillos y, luego, en el Museo de la Nación, donde permanece. El 2003, los medios de comunicación informaron amplia y positivamente sobre la muestra, lo cual reforzó los mensajes del informe final de la CVR en el que se señalaba la responsabilidad de los actores armados y la indiferencia de la sociedad hacia las víctimas. Ese año fue elegida por la prensa nacional como la exposición artística más importante mientras que el New York Times la consideró como un “referente de como los países convulsionados por conflictos deben recordar sus pasados oscuros”.
Aunque el debate político ha sido intenso en torno a los hallazgos de la CVR, ha sido el mundo de la cultura y las artes donde se ha producido la más abundante reflexión acerca del conflicto. Yuyanapaq fue una expresión pionera de esa memoria visual y artística en la que convergen distintas visiones y sensibilidades sobre el impacto de la violencia. Se estima que hasta el 2018, más de medio millón de personas había visitado la muestra. Ahora, exhibida en el quinto piso del Museo de la Nación[3], recibe la visita de nuevas generaciones que pueden conocer, a través de la fotografía, los escenarios de la violencia y sus múltiples víctimas, pero también gestos cívicos de solidaridad, esperanza, resistencia y lucha contra el terror.
Para las nuevas generaciones, conocer la historia a través de imágenes cobra sentido en tanto les conecta emocionalmente, pero también es un desafío para transitar de la emoción a la acción; a esa acción que nos compromete como sociedad a no olvidar a las víctimas del periodo de violencia. Hacer memoria no solo para recordarles y rendirles un homenaje sino para generar pedagogía en la construcción de nuevos ciudadanos y ciudadanos.
[1] Yuyanapaq. Para recordar. Relato visual del conflicto armado interno en el Perú, 1980-2000. Comisión de la Verdad y Reconciliación, Lima, 2003.
[2] La exposición visual puede verse también en línea: http://idehpucp.pucp.edu.pe/yuyanapaq/
[3] La exhibición permanente puede visitarse en el 5to piso del Museo de la Nación (ministerio de Cultura). El Lugar de la Memoria (LUM) mantiene actualmente una exposición temporal.
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