Estamos en el 2020 y en los Estados Unidos eso significa que el martes 3 de noviembre del 2020 el país se vuelve dicotómico. Una de las dos propuestas presentadas al público estadounidense saldrá elegida para continuar los destinos de los Estados Unidos de América.
Sigamos un poco lo desarrollado en entradas anteriores al respecto de las elecciones en Estados Unidos. Para el 2020 tenemos un Donald Trump fortalecido por dos hechos, los ataques a Irán, en pos de la búsqueda de un enemigo externo; y el fracaso de “impeachment” propuesto por los demócratas. Seguramente no serán los únicos, pero son dos claros indicios que su figura presidencial se ha fortalecido. Esta entrada se enfocará en el primer elemento.
A días de haber iniciado una nueva década, el presidente Trump autorizó un ataque a figuras e instituciones del gobierno iraní. La idea de securitizar la agenda política y diplomática ha sido una estrategia que le permitió reforzar su posición de líder, y presentar la necesidad de gran estratega en favor de “salvar vidas americanas”. Este proceso se puede sintetizar en tres estados: (1) señalar un enemigo externo, (2) atacar y disminuir capacidades de respuesta, y (3) señalar, de manera ex-post, lo peligroso que fue el enemigo y cuantas vidas se salvaron. Esta mecánica esta enmarcada dentro de un contexto de “hipernormalización”.
Adam Curtis, director del documental “Hypernormalization”, señala que la agenda de política exterior de las grandes potencias es un ejercicio repetitivo que busca crear un enemigo externo y que este sea el eje principal para desarrollar una posible respuesta internacional. De esta forma, se pueda justificar el establecimiento de relaciones con actores creados por las mismas potencias, que demuestren la efectividad de los resultados de una ideología especifica. Esta fórmula ha sido aplicada por Donald Trump en su estricto rigor. El primer caso se desarrolló con Corea del Norte. Durante el 2017, el presidente Trump, se dedicó a sentenciar que Kim Jong-Un, líder supremo de Corea del Norte, era una amenaza nuclear para el mundo y que Estados Unidos iba impedir su avance nuclear. Lo más anecdótico fue el apodo de “Rocketman”, utilizado por Trump para Kim Jong-Un.
Para el 2019 después de reducir la capacidad política de Corea del Norte, Donald Trump y Kim Jong-Un, se reunieron para acordar de manera muy auspiciosa las bases de un marco básico para el desarrollo nuclear de Corea del Norte. Sin embargo, el objetivo de Estados Unidos fue mostrar que el presidente Trump había “salvado vidas americanas” de esta amenaza nuclear. A pesar que los medios se concentraron en la imagen de dos figuras importantes de la orbe mundial no se ha dado ningún resultado visible al público con respecto al avance del marco y su cumplimiento.
El caso iraní se mantuvo en la misma posición. Desde la campaña electoral 2016 ya había cuestionamientos al tratado secreto que la administración Obama había pactado con dicho país para el desarrollo de su pontecialidad nuclear dentro del campo energético en la región. Mientras que Irán se ha instituido como el sujeto de análisis, su impacto en el balance de poder genera suspicacias en la orbe republicana (azuzado por el lobby de Israel). Así se ha desarrollado este ejercicio de contener el avance de Irán como actor importante (y desestabilizador) dentro de la region del Medio Oriente. Una clara señal de ello es el ataque y muerte de General Qasem Soleimani, un personaje muy respetado dentro los circulos politicos y militares de la región. Este efecto gatilló una respuesta por parte de Irán y la expectativa de los medio occidentales era una respuesta agresiva, esto llevó una serie de expertos a hablar de un punto de quiebre e incluso desarrollar análisis sobre una posible guerra mundial.
Así esta inestabilidad iniciada por los Estados Unidos es parte de la estrategia diseñada dentro de la “hipernomalización”. Ante un contexto inestable donde participan actores externos a los Estados Unidos, es posible que en un mediano plazo veamos a Donald Trump (o Mike Pompeo) aterrizando en Irán, y anunciando que ha desarrollado un acuerdo energético que asegure salvar vidas americanas.
Lo anunciado líneas arriba todavía no se ha materializado (incluso puede estar sujeto a una discusión de escenarios). Es importante señalar que es una carta política que la administración Trump debe considerar sobre todo si quiere asegurar su carrera a la reelección. Así seguimos atentos al juego y las dinámicas de como se utiliza la política exterior para lograr resultados domésticos. Habrá que qué ver cómo Trump ve el mundo y qué tan predecible quiere hacer el juego.
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