En el mes de enero de este año nos enterábamos de uno de los mayores desastres medioambientales suscitados en nuestro país. Incluso a menos de una semana del primer derrame ocurrió un segundo derrame en la misma zona. La empresa Repsol, como bien sabemos, más allá de atender y responder adecuadamente a las primeras horas, no logró dar una respuesta empática frente a un grave problema ambiental y social. Los hechos ocurridos en los primeros días, como no tener un plan de contingencia nos demostraba que estas situaciones no se tenían previstas en un plan de prevención de riesgos. La limpieza con pescadores artesanales o utilizando el cabello de cientos y miles de peruanos se convirtieron en una manera concreta de dar una respuesta al grave daño ambiental.
Lo cierto es que estamos a dos meses de los hechos ocurridos y pocos resultados se tienen hasta el momento. Los hechos ocurridos nos demuestran la poca capacidad de las autoridades para resolver el asunto. Si estuviéramos en otro país seguramente se hubiese utilizado la mejor tecnología para la limpieza de kilómetros de mar. Hoy sabemos que la limpieza demorará 2 años al menos y esto trae una gran consecuencia. Ya los medios de comunicación han dejado de poner el tema en agenda. Pero pensemos que detrás de este derrame ambiental se han perdido aves marinas y el ecosistema; así como también se ha afectado directamente la vida de cientos de pescadores artesanales que todos los días trabajaban en la zona y de manera secundaria se han afectado a otros cientos de peruanos que vivían de la economía propiciada por esta actividad.
Lo concreto que debemos preguntarnos ahora es qué hemos aprendido de este derrame y de otros propiciados en diversas partes del país durante los últimos años. Es necesario trabajar no solo con leyes que ayuden a regular y sancionar estos episodios sino también necesitamos concientizar a la población sobre hechos como los ocurridos. Tenemos que alzar nuestra voz de protesta como se hicieron algunas campañas en redes sociales pero que lamentablemente no se continuaron con el paso de los días pues no fueron lo suficiente viralizadas.
Aquí también es preciso mencionar el rol de los medios de comunicación quienes deben mantener el tema en agenda. Es importante que los diversos medios locales y nacionales sigan informando al respecto. El problema no se ha solucionado, pero como se dice en comunicación, “lo que no se comunica, no existe”, fácilmente podemos olvidar de estos hechos y seguir adelante; hasta que vuelva a ocurrir y nuevamente nos lamentemos por los nuevos hechos ocurridos; y así vamos repitiendo la historia y los lamentos.
Queda claro que en nuestro país nos faltan más empresas socialmente responsables que tengan programas de prevención y gestión de riesgos y que no solo cumplan con lo exigido por la ley sino mucho más allá, autoridades más competentes y éticas que hagan correctamente su trabajo regulador, medios de comunicación más comprometidos y ciudadanos que puedan expresarse respecto los problemas que acontecen en el país. Necesitamos que todos actuemos de una manera responsable y ética para poder hacer frente a estos problemas que son del país, que son de todos los peruanos.
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