He intentado poner un título positivo a esta nota de opinión, pero es difícil. Los detalles y las mentiras de esta nueva crisis todos los sabemos. El caso es concreto. Hasta ahora, el propio presidente de la República, en conferencia de prensa, ha señalado que la lista implica más de 400 peruanos fueron vacunados con la vacuna china Sinopharm de manera irregular. Vacunados en secreto, de manera irregular, de manera inmoral. Peruanos que tienen en común la falta de solidaridad, un total egoísmo y falta de entendimiento del bien común. Estamos en pandemia, miles de personas están muriendo en nuestro país, sobre todo personal de salud que está en primera línea de esta terrible batalla. Pese a esta situación, el ex presidente, dos de sus ministras, rectores de dos de las universidades más importantes del país, empresarios, familiares y amigos están en la primera la lista. Se esperan más nombres, pero todos en común el deseo desafortunado de sacar ventaja personal de sus puestos, del poder que ha sido otorgado por la propia población. Resulta increíble pensar que formaban parte de un grupo de elite de las vacunas que no se detuvieron a pensar que esto podría descubrirse tarde o temprano. Pues las mentiras siempre se descubren. Pero claro, como vivimos en un país donde no solo hay corrupción sino también impunidad; pues entonces no pasa nada. La situación que vivimos es grave, estamos en una enorme crisis moral que sobrepasa a la ya grave crisis sanitaria en el Perú.
La situación actual realmente indigna, molesta pero sobre todo entristece. Ningún sector se ha escapado de esta patraña, que solo nos recuerda que somos un país en vías de desarrollo, emergente y que seguiremos así si no cambiamos desde las raíces. Pero no perdamos la fe. Aún creo en mi país. Es difícil escribir estas palabras, pero sigamos adelante. El Perú es más grande que sus problemas. Somos más de 30 millones de peruanos que no estamos en el poder y que queremos un mejor país, ya no solo por nosotros sino para nuestros hijos.
Soy docente universitaria y dicto clases de ética organizacional y responsabilidad social en diversas universidades peruanas durante los últimos 15 años de mi vida. Vengo dedicando mis años a la investigación para comprender la falta de ética que existe en la clase política, empresarial y ciudadana que existe nuestro país, enumerar la lista de casos resulta absurda. Todos los conocemos. Pero debo precisar que la crisis ética se da a todo nivel, desde pasarse un semáforo en rojo, colarse en una fila, no pagar impuestos, engañar al consumidor con un producto que no es lo que dice la etiqueta o vacunarse de manera secreta cuando hay personas que necesitan vacunarse antes por ser primera línea.
Doy clases de ética y no es fácil debatir con mis alumnos sobre la situación en la vivimos. Algunas veces algunos alumnos con poca fe o quizá muy realistas me dicen profesora pero si la coimas son normales en nuestro país; y yo siempre insisto en decirles que eso no puede continuar, que ese patrón de conducta tiene que cambiar. No podemos seguir lamentándonos sobre lo que nos ocurre. Algunos dicen que los políticos de turno no cambiarán la historia. El cambio tiene que venir de los ciudadanos y le tengo mucha fe a los ciudadanos más jóvenes, a los millennials. Pues ellos están más conectados e informados y saben alzar su voz para reclamar. Seguro que harán que las empresas y organizaciones y claro, también autoridades, cumplan con sus promesas, con sus deberes y responsabilidades. No podemos caer más bajo. Ahora toca levantarnos, y pensar en positivo. Tenemos una gran oportunidad este 11 de abril. Es nuestra responsabilidad elegir a nuestras nuevas autoridades con ética y compromiso por el país y para ello nos corresponde informarnos sobre las propuestas y planteamientos. Esta es una acción bien concreta que podemos realizar por el bien de nuestro país.
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