El interés en la resiliencia ha fluctuado durante el último medio siglo, pero ahora está surgiendo en muchos campos de investigación, probablemente por múltiples razones. Una razón es la alarma generalizada sobre los aumentos observables en las amenazas de desastres naturales y tecnológicos, pandemias, terror y conflictos políticos en todo el mundo. Estas amenazas son de alcance mundial y de naturaleza multisistémica, por lo que se requieren esfuerzos integrados para prepararse y responder eficazmente con el conocimiento de múltiples disciplinas relacionadas con la resiliencia en los sistemas que influyen en la vida y el bienestar humanos. Una segunda razón es la creciente evidencia de que las experiencias adversas de la niñez pueden tener efectos duraderos en la salud y el desarrollo a lo largo de la vida e incluso a través de generaciones.
La investigación de la resiliencia en psicología surgió alrededor de 1970. Siguieron cuatro grandes oleadas de investigación sobre resiliencia. La primera era descriptiva, ya que los investigadores trabajaron para identificar los atributos que diferenciaban a los que obtuvieron buenos resultados frente a los malos en el contexto de diversos riesgos. La segunda ola se centró en los procesos que explican cómo tales atributos dieron como resultado una mejor adaptación. La tercera ola siguió cuando los investigadores se enfocaron en estos procesos para fomentar un mejor ajuste entre los jóvenes que padecen pobreza, pérdida, abuso, enfermedad mental en uno de los padres y otras adversidades. Las intervenciones experimentales también proporcionaron pruebas poderosas de los modelos de resiliencia. La cuarta ola, que surgió de los avances en la metodología, la teoría del desarrollo y el conocimiento se caracterizó por enfoques más dinámicos y orientados a sistemas. Esta ola generó un enfoque en las interacciones de los genes con la experiencia y los individuos con sus contextos.
A medida que la ciencia de la resiliencia del desarrollo se desplazó hacia modelos multisistémicos, las definiciones de resiliencia también cambiaron. Desde el principio, las definiciones variaron; algunos investigadores se centraron en la resiliencia como la capacidad de adaptarse en el contexto de riesgo o adversidad, mientras que otros definieron la resiliencia como un resultado o un proceso. La idea de que la resiliencia es un rasgo individual ha persistido a pesar de décadas de argumentos y evidencia que cuestionan esta noción. Aunque las definiciones de resiliencia continúan siendo objeto de análisis continuo, existe un apoyo creciente para una definición de resiliencia que sea escalable en todos los niveles de análisis y adecuado para la comunicación entre disciplinas.
Se necesita más investigación sobre el momento de desarrollo de la adversidad y las intervenciones en relación con los procesos de protección y la mejor manera de programar las intervenciones para lograr un mayor impacto positivo. Cuándo y cómo fomentar la resiliencia en las familias y las escuelas sigue siendo un objetivo que necesita más investigación en el Perú que afronta una segunda ola en esta pandemia y una gran polarización en esta segunda vuelta electoral.
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