Las bodegas, tienditas, changarros o tiendas de barrios, ¿van a desparecer? Nos hicimos esta pregunta en un panel de un evento que la Universidad del Pacífico coorganizó con la Universidad de La Sabana, el MIT FAROL- El laboratorio de estudios de alimentación y operaciones minoritas.
Sobre este tema, pude participar en una conversación con Gonzalo Mejía de la Universidad de La Sabana y Christopher Mejía del MIT, donde llegamos a las siguientes reflexiones:
Durante la pandemia se han fortalecido, han podido aprovechar las oportunidades del entorno y han sido la actividad económica más ágiles, frente a la incertidumbre y han sido el eslabón más importante en la necesidad básica de la población, la alimentación y por qué no decirlo, la alimentación saludable.
En este periodo con alta variedad e incertidumbre hemos visto cómo los negocios se han adaptado a la fuente primaria de la demanda; las librerías, zapaterías, sastrerías, se convirtieron en bodegas, vendiendo abarrotes, frutas, verduras, carnes y todo lo que nos podemos imaginar. Pero si queremos ver indicadores que sustenten esta afirmación podemos ver en la Encuesta Nacional de Hogares; cuántos no tienen refrigeradoras, cuántos hogares tienen un vehículo para desplazarse, cuántos hogares viven el día a día.
Las bodegas han adaptado a sus comunidades con servicios personalizados como las nuevas plataformas de pago: Yape, Tunki, Plin; nos reciben los pedidos por WhatsApp; realizan el delivery; pero también se han convertido en nuestros shoppers personales; agencia de servicios (gasfitería, electricidad, etc.) y otros. Pero cómo lo hacen, la respuesta es: por su agilidad en los negocios. Cada bodega en promedio suministra a 12 hogares, tiene un área promedio de 40 metros cuadrados (10 metros cuadrados de exhibición y atención; 30 de almacenamiento). El bodeguero conoce su demanda, procesa los pedidos, distribuye los productos, gestiona su reabastecimiento cada dos días y realiza el servicio post venta.
Al final; con Gonzalo y Christopher quedamos muy convencidos en que las bodegas han estado toda nuestra vida y se van a mantener por muchas generaciones más.
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