No sé exactamente en qué momento decidí que quería tener una profesión relacionada con las tecnologías de la información. Nací en 1976, y mis memorias recién datan de principios de los años 80. Ya en ese tiempo oía las canciones que mis hermanas mayores escuchaban, pero hubo una canción que me cautivó desde el inicio, fue “Amor cibernético” de Miguel Ríos. Hasta hoy, esa canción me encanta. ¡Que una chica “robótica” programada sea un deseo hecho realidad! Imaginar el poder hacer eso realmente me fascinó.
Si en esa época la idea de programar una “chica ideal” era casi imaginaria, años después, con la aparición de internet y tecnologías más avanzadas, se volvió real. Surgió una fuerte corriente de emparejamiento en línea o servicios de citas. Hacia mediados de los noventa, varias personas apostaban por el amor online. De las experiencias cercanas que conozco, los finales siguen siendo felices; aunque, por noticias nacionales e internacionales, sabemos de casos no tan exitosos, que incluso han cobrado vidas.
Pensaba que con Tinder y aplicaciones similares, el tema del “amor en línea” ya había perdido popularidad y en lugar de ser un espacio que pueda asegurar el amor para siempre, se había convertido en algo más casual, para relaciones más bien a corto plazo. Sin embargo, esta semana veo el nuevo servicio de citas de Facebook. Ya había sido anunciado meses atrás, pero recién fue lanzado en Latinoamérica. El fundador de Facebook asegura que su propuesta servirá para conectar personas con propósitos de relaciones a largo plazo.
Basándose en la historia personal de los usuarios, Facebook podría estar generando perfiles listos para la puesta en vitrina romántica, aunque asegura que la única información transferida de los respectivos perfiles será la edad y el nombre del usuario. Asimismo, la plataforma indica que el cliente podrá añadir manualmente información adicional como su ubicación, género y el género o géneros de las personas con las que está interesado en relacionarse. También puede especificar su estatura, religión, título de trabajo, dónde labora, a qué escuela asistió y si tiene hijos.
A tener precauciones, ya que, según el FBI, las estafas románticas continúan aumentando cada año, y solo contabilizando los casos denunciados, que han costado a las víctimas varios millones de dólares. Nuestro país y nuestra sociedad no son ajenos a esas situaciones de riesgo. Insisto en cuidar a nuestros niños y jóvenes, ya que las plataformas en línea de hoy no han implementado mecanismos para cerciorarse de la edad real de los usuarios. Asimismo, debemos poner atención en nuestros adultos mayores, quienes suelen ser el blanco perfecto de los estafadores en línea por encontrarse o sentirse solos. Estos delincuentes se aprovechan de ello y generan vínculos de confianza, para luego solicitar dinero para emergencias médicas, gastos de hotel, facturas de hospital o visas u otros documentos oficiales.
No hay plataforma tecnológica que nos pueda asegurar ese “amor cibernético” que Ríos plasmó en su canción. Si bien es cierto que algunas personas lograron encontrar el amor de sus vidas de esa manera, hoy es recomendable tener mucho cuidado.
Comparte esta noticia