Ocurrió lo que muchos temíamos: Trump planteó la posibilidad de cancelar las elecciones estadounidenses. Según el Presidente, el voto por correo -la alternativa más de real para ejercer el derecho al sufragio en medio de una pandemia- llevaría a un fraude masivo y, por ende, a su derrota. Lo viene diciendo por meses y ahora lo combina con una repentina preocupación por la salud y la seguridad de sus conciudadanos. Interesante momento para que el magnate inmobiliario se preocupe por la salud de alguien más que de la de sí mismo y tal vez de su entorno familiar. Justo ahora que la economía sigue en picada, que han muerto más de 150,000 estadounidenses víctimas de la COVID-19 y que Biden le supera ampliamente en las encuestas, Trump se preocupa por la seguridad de los votantes. Hace tiempo que deje de creer en las coincidencias. Es claro que tras el tuit de Trump se esconde su mayor temor: perder las elecciones de noviembre. Hasta la pandemia se sabía ganador, pero ya no está seguro, y expresa abiertamente lo que le deber haber estado rondando en la cabeza hace meses. Como buen WASP (blanco, anglosajón y protestante), nada le aterra más que ser un looser, un perdedor.
¿Tiene razón Trump al preocuparse del voto por correo? Hasta hace muy poco los Republicanos no tenían problemas con el voto por correo. El propio Trump votó por correo en 2016, así como también su Ministro de Justicia, entre otros. Miles, sino millones de Republicanos -muchos de ellos jubilados- votaban por correo sin que nadie cuestionara la limpieza del proceso. ¿Por qué ahora es un problema? Uno de los elementos principales de la estrategia electoral de los Republicanos es restringir el derecho al voto, especialmente, de las minorías. Para ello han recurrido a diversos mecanismos a lo largo de la historia. Masificar el voto por correo abre la posibilidad a que millones de estadounidenses, especialmente no blancos, pueden votar sin poner en peligro su vida. La inmensa mayoría de ellos no votarían por Trump y ahí está el detalle, como diría Cantinflas.
¿Puede Trump cancelar las elecciones? Una ley aprobada en 1845 establece que las elecciones deben ser cada cuatro años, el primer martes del mes de noviembre. Además, la Enmienda 20 de la Constitución de Estados Unidos establece que el mandato del Presidente y del Vicepresidente vencen a la medianoche del 20 de enero. De no haber un presidente electo para esa fecha, quien ocupe la presidencia de la Cámara Representante se convierte en Presidente en funciones. En otras palabras, Trump tendría que violar la constitución para posponer o cancelar las elecciones. El mero hecho de haber propuesto la cancelación de los comicios ha sido visto por algunos, Demócratas y Republicanos, como posible causa para su residenciamiento. Insistir en el tema, más allá de una estrategia de distracción, podría tener consecuencias muy serias.
El uso de fuerzas policiales especiales de diversos ministerios y oficinas del gobierno federal para reprimir las protestas, mayormente pacíficas, en la ciudad de Portland, ha sido vista con preocupación por más de un analista, no todos ellos amantes de las teorías conspirativas. Algunos critican la violación de derechos civiles, otros ven ensayos para un golpe Estado. Por suerte no puedo predecir el futuro, por ende, no sé que va a pasar. De lo que no tengo dudas es que Trump está jugando con fuego al proponer la cancelación de las elecciones, y quienes juegan con fuego tarde o temprano se queman.
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