El Perú podría tomar en estos días una decisión trascendental para la protección de nuestro mar: el establecimiento de la Reserva Nacional Dorsal de Nasca. Se siente en el ambiente, se tiene la información suficiente, se vienen alcanzado los consensos.
Ya sabemos que el Perú tiene un déficit de protección marina espeluznante. Apenas el 0,5 % de nuestros mares está bajo alguna forma de área natural protegida. Muy lejos del 10% que el país se comprometió ante las Naciones Unidas bajo los Objetivos de Desarrollo Sostenible ODS y el Convenio de Diversidad Biológica. El Perú es actualmente el país de América con el más bajo cumplimiento de esta meta internacional.
La Dorsal de Nasca se ubica a 76 millas náuticas de la costa de Ica, mar adentro. Es una zona singular con montes submarinos hasta a 4,000 metros de profundidad. Las investigaciones en la zona destacan también la presencia de una fauna acuática abundante, singular y estratégica.
Por supuesto, con esas profundidades existe un mundo inmenso aún por descubrir. Tenemos el gran reto de investigar y generar nueva información que nos permita conocer y gestionar de la mejor manera este misterioso y especial lugar de nuestro mar. Y ahí es donde radica tal vez la principal razón para empezar a protegerla y gestionarla; y a la vez de evitar su deterioro por plásticos, vertimientos y pesca no controlada.
Hace unos días, el actor y ambientalista Leonardo DiCaprio pidió al presidente Martín Vizcarra por Twitter que establezca el área marina protegida Dorsal de Nasca. Le dice que este será su legado, que su decisión puede asegurar el futuro del mar peruano para las próximas generaciones.
El legado de un presidente y de un gobierno para el futuro del país es la mejor medida para evaluar si estuvieron del lado correcto de la historia. La historia actual, condicionada por el cambio climático, los virus provenientes de la manipulación de fauna silvestre y la pérdida alarmante de recursos naturales, obliga a que el legado cada vez más deba dirigirse a generar resiliencia y oportunidades para las generaciones futuras. El mar peruano es una de nuestras mayores esperanzas para ambas cosas.
Presidente Vizcarra, tiene la palabra, y por supuesto, el lapicero.
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