Es el año 2050. El Perú ya forma parte de la OCDE y ha reducido su pobreza en 70%. Somos reconocidos como un país moderno, con economía estable, que viene logrando de manera exitosa adaptarse al cambio climático y que cuenta con un gran legado cultural y natural; lo cual ha motivado que el turismo, la gastronomía y la exportación de productos basados en la biodiversidad y cultura se hayan convertido en las principales fuentes de trabajo y de reducción de la desigualdad económica.
Para ello, el Perú apostó por una política intensa de diversificación productiva y de generación de economías locales; donde se incentivó que los peruanos gestionen los bosques y otros ecosistemas conservándolos y desarrollando productos derivados con valor agregado; donde se priorizó una matriz energética diversificada y renovable; donde el crecimiento económico en el campo redujo la desigualdad y la necesidad de migrar o movilizarse diariamente kilómetros hacia un centro de trabajo; donde los peruanos de manera creativa usaron cada vez más las plataformas tecnológicas para hacer comercio y reducir huella de carbono; donde estas economías locales demostraron que se pueden reducir, reutilizar y reciclar los residuos casi en su totalidad, volviendo en realidad la vieja aspiración de la economía circular.
¿Les suena bien? Si vemos las tendencias globales de comportamiento económico y social de las sociedades “modernas” del mundo actual; pues no hay duda que por acá va el mundo: la Unión Europea, grandes economías como el Estado de California en los EEUU y la misma China van, a distinto ritmo, siguiendo este modelo. ¿Es posible que Latinoamérica también lo haga?
SÍ. Lo que ya no será posible es que lo pensemos como algo del futuro, porque esto ya está sucediendo ahora mismo.
En estos días (5 al 9 de noviembre), se realizó en Chachapoyas el XII Congreso Latinoamericano de Reservas Privadas, con presencia de 100 titulares de áreas de 10 países latinoamericanos. Este movimiento representa formalmente al menos a 4,000 titulares que gestionan más de 4 millones de hectáreas en Latinoamérica. Mujeres y hombres que apuestan por la sostenibilidad y conservación como forma de vida. La presencia de peruanos fue la mayor del evento, siendo el país anfitrión, y la riqueza mostrada por todos estos núcleos de futuro sostenible es realmente abrumadora.
Ahí están los peruanos del futuro, quienes protegen endemismos como el mono choro cola amarilla y ecosistemas claves como los pajonales, quienes han dado valor agregado a productos del bosque y que hoy fabrican cervezas artesanales, panela, snacks de castaña o el espectacular queso de coco. Los que a través de paneles solares, biodigestores y aplicativos novedosos han reducido las necesidades de transporte y energía generando polos de desarrollo locales, los que han articulado rutas para el ecoturismo y generan conocimientos nuevos.
Existe una creciente comunidad de peruanos que vive tal cuál el modelo que necesitamos para el mundo del mañana. Le corresponde ahora al Estado generar las condiciones que permitan que esta comunidad crezca. A través de esta columna analizaremos los principales retos, problemas y avances para seguir avanzando hacia el Perú que queremos.
¡Bienvenidos!
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