Quizás lo que más nos puede haber impactado de los últimos años es la premura que tenemos por resolver problemas latentes a los que no les hemos otorgado suficiente importancia sino hasta que se convirtieron en urgencias. Entre ellos, un problema que sigue latente es la sostenibilidad, pero para atacar el problema de los recursos decrecientes de nuestro planeta y el cambio climático, debemos repensar cómo el sistema industrial debe cambiar.
Entre las soluciones, hay una respuesta que ya hemos escuchado varias veces, pero que aún muchos desconocen o no saben cómo emplearla. Esta es, la economía circular, un concepto que nos enseña a crear sistemas que recapturen los recursos que utilizamos para reutilizarlos en vez del sistema tradicional de extraer, utilizar y desechar para nuestros fines productivos. Ahora bien, todo esto suena como una idea genial, pero ¿cómo puede transformar su negocio para aplicar los conceptos de economía circular?
Empecemos por lo básico. Debemos de parar el círculo vicioso. Decisiones como evitar el uso de componentes mixtos para facilitar el reciclaje o hacer accesible el reemplazo de algunos elementos del producto pueden tener un gran impacto. Explorar más allá de las posibilidades implica colaborar con otros agentes para mejorar la propuesta de valor. Nos hemos acostumbrado a una cadena de suministro compuesta por relaciones de proveedores y clientes cuando debemos de repensar como potenciales socios a todas las empresas que operan en el sistema. Prueba de ello son ideas de negocio recientes que han surgido como propuesta de un pensamiento holístico. tales como los servicios de ropa reutilizable por suscripción.
Un paso más allá implica considerar que gran parte del problema se origina en nuestros propios sistemas de producción. Por tanto, para mejorar el sistema sostenible, debemos entender y estudiar la huella de carbono de nuestro proceso productivo y el de nuestros socios para proponer mejoras como la reparabilidad, la producción local o la adopción de energías renovables. A pesar de que la adopción de la economía circular no es la solución definitiva a los desafíos climáticos que afronta nuestro planeta, es un gran paso en la dirección correcta que hace la diferencia.
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