Pasamos 48 horas o el 40% de nuestro tiempo durante la semana trabajando e inclusive, a veces, pasamos más, especialmente desde que la pandemia cambió nuestros hábitos de trabajo obligándonos a adaptarnos a la modalidad remota. Esta modalidad, para muchos, ha sido difícil de separar de sus actividades en casa, llevando a pasar muchas horas frente a la computadora, aislados de nuestros pares e intercambiando el trajín diario de la oficina por uno virtual y distanciado.
Y aunque nuestro trabajo es nuestra principal fuente de ingresos, el cual nos permite disfrutar algunos gustos en familia, también es una fuente de estrés por alcanzar los objetivos, por cumplir con las expectativas de nuestro centro y de largas jornadas laborales. En el medio de todo este caos, introducir el mindfulness en nuestras prácticas diarias podría ayudarnos a controlar la ansiedad a la que estamos expuestos por el estrés laboral. Sin embargo, para aplicar el mindfulness, debemos entender primero qué es y cómo nos es útil.
El mindfulness parte de nuestra capacidad y habilidad natural para estar presentes y receptivos de nuestro entorno y de aquello que nos encontramos haciendo, contrario a ser reactivos y agresivos por querer afrontar todo lo que sucede a nuestro alrededor. Por ello, sin importar qué tan desconectados podamos estar, mediante el mindfulness reconectamos nuestras acciones y emociones presentes. Entonces, ¿cómo podemos incorporar el mindfulness en el trabajo? Esta técnica trabaja a través de la meditación. Y como toda practica nueva, podemos empezar por asignarle un horario. El mindfulness como la meditación son habilidades por adquirir, por lo que buscar instrucción o un mentor que nos ayude a navegar en la correcta dirección para poder explorarnos de manera introspectiva.
La practica del mindfulness nos formará expectativas de lo que queremos lograr por cada sesión que la practiquemos, no obstante, es importante entender que el progreso no siempre es parejo. Debemos de percibirlo como el ejercicio de nuestra mente que está aprendiendo a encontrar un balance. Este ejercicio requiere perseverancia, pero los resultados nos brindarán mayor receptividad, atención y manejo del estrés que necesitamos para afrontar problemas y situaciones en nuestra vida laboral.
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