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Javier Prado: Cien años de su fallecimiento

Todo habitante de Lima sabe que una de las principales avenidas de la ciudad es la Javier Prado, que atraviesa desde Magdalena hasta Ate, nuestra gigantesca urbe. Sin embargo, la mayoría desconoce que dicho nombre se lo debemos a un ilustre filósofo peruano: Javier Prado y Ugarteche.

Javier Prado y Ugarteche, nació en Lima el tres de diciembre de 1871, justo el año en el que Manuel Pardo y Lavalle, fundaba el Partido Civil, tan importante en el tránsito político entre los siglos XIX y XX, y murió también en Lima, el 25 de junio de 1921, a pocos días del primer centenario de nuestra república. Javier Prado, fue hijo de Mariano Ignacio Prado Ochoa, quien fuera presidente del Perú en dos ocasiones, y sobre quien caen juicios contrarios sobre su desempeño en la Guerra del Pacífico. Asimismo, fue hermano del expresidente Manuel Prado y Ugarteche, poderoso empresario que asumió el gobierno por dos periodos en el siglo XX.

Nuestro filósofo cursó su educación básica en el colegio de La Inmaculada, fundado por la Compañía de Jesús. En 1886, a los quince años, ingresó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde se graduó de bachiller en Derecho con la tesis “El método positivo en el Derecho Penal”, en 1889. Ya en este primer producto intelectual, se observan los intereses filosóficos de Javier Prado, ponderando la importancia del positivismo para la jurisprudencia. Esta vocación por la filosofía se enfatizó con su investigación doctoral, “La evolución de la idea filosófica en la historia”, de 1891, que le permitió alcanzar el grado de Doctor en Letras, también en San Marcos.

Poseedor de amplia cultura humanística y filosófica, Prado enseñó en la “decana de América” diversos cursos de letras y de filosofía. Luego, llegó a ser decano de la Facultad de Letras, para finalmente coronar su carrera académica como rector de su alma mater, en 1915. Como máxima autoridad sanmarquina, fundó los museos de arqueología y de antropología, y un museo que muchos hemos conocido desde pequeños, el Museo de Historia Natural que se encuentra en la avenida Arenales.

| Fuente: UNMSM

Como mucho de los intelectuales de su época, pertenecientes a la elite dirigencial oligárquica, participó activamente en política como partidario del civilismo, ya sea como miembro del ejecutivo de varios gobiernos o como parlamentario en diversas oportunidades. La última de las cuales, se llevó a cabo al principio del “oncenio” de Leguía. A este respecto, no se dispone información sobre su postura acerca del promotor de la “Patria Nueva”. Lo que sí se sabe es que murió en circunstancias poco esclarecidas a los cuarenta y nueve años, hace un siglo.

Javier Prado y Ugarteche fue uno de los principales difusores del positivismo en el Perú y, en parte, del liberalismo clásico anglosajón. Entre sus obras destacan, Estado social del Perú durante la dominación española (1894), El problema sociológico del Perú (1908), La clasificación de las ciencias de Bacon (1908) El problema de la enseñanza (1915), El genio de la lengua y de la literatura castellana y sus caracteres en la historia del Perú (1918), La nueva época y los destinos históricos de los Estados Unidos (1919), entre otros textos. Esta última contribución pradiana, habría que contextualizarla en el viraje del modelo económico que llevó a cabo Leguía al inicio de su largo mandato.

Como gran parte de la producción intelectual peruana, la obra de Javier Prado y Ugarteche aún no ha sido reeditada en su totalidad. De pronto, con motivo del su centenario de fallecimiento, la universidad de San Marcos o la comisión gubernamental del Bicentenario, deberían realizar una antología crítica de sus textos esenciales. Por muchas razones, es bueno saber que Javier Prado es mucho más que el nombre de una avenida limeña. Por cierto, ¿cuántas calles o urbanizaciones llevan el nombre de intelectuales, científico y artistas? Es tarea para investigar.

NOTA: “Ni el Grupo RPP, ni sus directores, accionistas, representantes legales, gerentes y/o empleados serán responsables bajo ninguna circunstancia por las declaraciones, comentarios u opiniones vertidas en la presente columna, siendo el único responsable el autor de la misma.

Jefe del Departamento de Filosofía y Teología de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM). Es Dr. (c) en Humanidades por la Universidad de Piura y maestro en Filosofía por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Autor del libro "La trama invisible de lo útil. Reflexiones sobre conocimiento, poder y educación" y de numerosos artículos académicos vinculados a la historia de las ideas, con énfasis en la historia conceptual, y en las relaciones entre conocimiento y sociedad en el Perú y América Latina.

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