Buscar
Reproduciendo
RPP Noticias
Estás escuchando Estás escuchando En vivo En vivo
 
00:00 / 00:00
Lima
89.7 FM /730 AM
Arequipa
102.3 FM / 1170 AM
Chiclayo
96.7 FM / 870 AM
Huancayo
97.3 FM / 1140 AM
Trujillo
90.9 FM / 790 AM
Piura
103.3 FM / 920 AM
Cusco
93.3 FM
Cajamarca
100.7 FM / 1130 AM
La información más relevante de la actualidad al momento
Actualizado hace 0 minutos
Reflexiones del evangelio
Reflexiones del evangelio
Domingo 7 de agosto | "El que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío"
EP 1071 • 11:59
RPP Data
RPP Data
Informes de Essalud revelan que tiempo de espera por citas médicas aumentó en 2025 ¿Cuáles son los motivos?
EP 290 • 03:48
Entrevistas ADN
Entrevistas ADN
Fiscales ratifican que requieren 81 millones de soles de presupuesto
EP 1863 • 14:16

Pensar la vejez desde la filosofía de la aceptación

Aceptar la brevedad de la vida y la senectud es un viaje de la mente y el espíritu, más que del cuerpo. En lugar de temer la pérdida de la juventud, debemos aprender a valorar cada etapa, sabiendo que la vida, si no se vive bien, es corta sin importar su duración. La ancianidad se convierte en una etapa de plenitud cuando se han construido bases sólidas en la juventud, permitiendo una liberación de las pasiones y el disfrute de placeres más profundos, como el conocimiento y la conversación. Esta reflexión nos invita a ver la ancianidad como una culminación, no un final, y a abrazar la inevitable brevedad de la existencia con serenidad.

Pensar la vejez desde la filosofía de la aceptación
Pensar la vejez desde la filosofía de la aceptación | Fotógrafo: Foto de Kampus Production en pexels.com

El envejecimiento, lejos de ser un simple proceso de deterioro biológico y mental, puede ser una invitación a la reflexión filosófica de la brevedad y la contingencia de la vida. Así, la ancianidad, ha sido un tema que ha ocupado a pensadores desde la antigüedad. Por ejemplo, Marco Tulio Cicerón, en su diálogo "De senectute", ofreció una apología de la vejez, considerando que no debe ser temida. Para él, la vejez es una etapa de la vida que, si se ha preparado con una vida virtuosa y honesta, cosecha los frutos de la sabiduría y la autoridad. Cicerón objetó las principales quejas sobre la vejez: la pérdida de actividad, el debilitamiento físico, la falta de placeres y la cercanía de la muerte. Para el filósofo romano, la supuesta pérdida de actividad se reemplaza con la autoridad y el consejo. El debilitamiento físico podría ser superado si se asume que las grandes cosas se logran con la mente, no con el cuerpo. La falta de placeres es, en realidad, una liberación de las pasiones que permite disfrutar de la conversación y el estudio. Finalmente, la cercanía de la muerte no es temible, pues es un evento natural y deseable para quienes han vivido una vida honrada, ya sea que el alma sea inmortal o simplemente se extinga.

Séneca, por su parte, aunque no dedicó un tratado exclusivo a la vejez, abordó el tema en sus "Cartas a Lucilio" y en "De la brevedad de la vida". El pensador estoico consideró que la vida no es corta, sino que la hacemos breve al desperdiciarla en vanidades y ocupaciones inútiles. Séneca nos instó a vivir cada día como si fuera el último, sin temer a la muerte, que no es más que una parte natural del proceso vital. Al igual que Cicerón, enfatizó que el valor de la vida no reside en su duración, sino en cómo se ha vivido. Ambas visiones, la de Cicerón y la de Séneca, convergen en la idea de que una vejez plena es el resultado de una vida bien vivida, centrada en la virtud, el conocimiento y el desprendimiento.

Una parte importante de la filosofía antigua nos ofrece un contrapunto crucial al hedonismo materialista de la era actual, que idealiza la juventud y el placer inmediato. En una sociedad obsesionada con prolongar la apariencia y las capacidades juveniles, la vejez a menudo se percibe como un fracaso o una enfermedad a evitar. Sin embargo, los estos filósofos nos recuerdan que la aceptación de lo inevitable es un pilar de la sabiduría. La vejez no es una lucha contra el tiempo, sino una etapa con sus propias características y virtudes. El desafío moderno, a diferencia del antiguo, no es solo cómo vivir bien, sino cómo envejecer con dignidad en un mundo que a menudo valora la utilidad y la productividad por encima de la sabiduría y la experiencia.

La filósofa Victoria Camps subrayó que un envejecimiento "deshumanizado" es una muestra del fracaso de nuestra civilización. Apuntó que el envejecimiento es un proceso de declive irreversible que, si no se maneja bien, puede llevar a la apatía, la indiferencia y el miedo. En la vejez, se acentúan los miedos a la dependencia, a la enfermedad y a la precariedad económica. No obstante, Camps, siguiendo a Rita Levi-Montalcini, destacó que la vejez puede vivirse como un desafío, un "as bajo la manga" para aquellos que han sabido prepararse para su llegada. En ese sentido, nos anima a vivir esta etapa no recordando el pasado, sino haciendo planes para el tiempo que nos queda, aceptando la vida tal como es, sin miedo a lo desconocido.

La reflexión de Camps nos lleva a una llamada de atención sobre el papel de la sociedad. Una sociedad digna es aquella que piensa en todos, no solo en los jóvenes y activos, creando espacios y servicios que permitan una vejez más humana. La calidad de vida en la vejez depende de las bases construidas en la juventud, como lo afirmó Cicerón. El reto de la modernidad es integrar las lecciones del pasado con la tecnología del presente, para que la vejez no sea una etapa de exclusión, sino de plenitud, una culminación natural de la existencia, donde la sabiduría prevalece sobre la angustia. Esto, al final, no solo es una cuestión personal, sino un imperativo ético para toda la sociedad.

NOTA: “Ni el Grupo RPP, ni sus directores, accionistas, representantes legales, gerentes y/o empleados serán responsables bajo ninguna circunstancia por las declaraciones, comentarios u opiniones vertidas en la presente columna, siendo el único responsable el autor de la misma.

Jefe del Departamento de Filosofía y Teología de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM). Es Dr. (c) en Humanidades por la Universidad de Piura y maestro en Filosofía por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Autor del libro "La trama invisible de lo útil. Reflexiones sobre conocimiento, poder y educación" y de numerosos artículos académicos vinculados a la historia de las ideas, con énfasis en la historia conceptual, y en las relaciones entre conocimiento y sociedad en el Perú y América Latina.

Tags

Otros columnistas

Ver más

Últimas noticias

Contenido promocionado

Taboola
SIGUIENTE NOTA