¿Está muerta la globalización? Los asiáticos nos han demostrado, este 15 de noviembre, que la globalización tiene un certero camino a través del multilateralismo. Ha nacido un megaacuerdo regional de libre comercio, la Asociación Económica Integral Regional (RCEP por sus siglas en inglés), que será más vigoroso que el acuerdo entre Estados Unidos, México y Canadá (USMCA), la Unión Europea y el TPP-11.
Las negociaciones del RCEP se iniciaron en noviembre de 2012, entre la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, o ASEAN por sus siglas en inglés (que incluye a Brunéi, Camboya, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar, Filipinas, Singapur, Tailandia y Vietnam), y China, Corea del Sur, Japón, Australia, Nueva Zelanda e India (que finalmente optó por retirarse). En conjunto, estas economías representan casi un tercio de la población mundial y el 30 % de la producción del orbe. El principal acierto del RCEP es haber agrupado los diversos acuerdos de libre comercio que la ASEAN ha suscrito con los otros cinco países de Asia Pacífico en un solo marco.
Se espera que el RCEP elimine una serie de aranceles sobre las importaciones dentro de los próximos veinte años. Cubre el comercio de mercancías, el comercio de servicios, la inversión, la cooperación económica y técnica, y crea nuevas reglas para el comercio electrónico, la propiedad intelectual, la contratación pública, la competencia, la resolución de controversias y las pequeñas y medianas empresas; siempre según las reglas generales de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Sin embargo, es posible que las nuevas “reglas de origen” (que definen de dónde proviene un producto con base en el valor agregado doméstico) tengan un fuerte impacto en la reconfiguración de las cadenas globales-regionales de valor, bajo el incentivo del esquema acumulativo del mismo; algo similar a lo propuesto en el TPP-11.
El surgimiento de esta gigantesca zona de libre comercio asiática definitivamente significa una reconfiguración de la geopolítica mundial, lo cual deberá estar en la agenda de la nueva administración Biden y de la Unión Europea. ¿Se retomará el TPP original? ¿Se repensarán las banderas del multilateralismo?
Pero también el RCEP será un serio y decisivo espacio para los planes de integración regional de América Latina y el Caribe (LAC) y África, en el sentido de que deberán adaptarse a un nuevo panorama competitivo. Sin duda, el tamaño del mercado y las reglas establecidas por RCEP tendrán un efecto directo sobre el clima de inversión y comercio en las economías emergentes.
Entonces, tenemos una pregunta que se cae de madura: ¿optarán los países miembros de la Alianza del Pacífico por mirar hacia el RCEP? Cabe indicar que tanto Australia como Nueva Zelanda también pertenecen al TPP-11.
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