
Entre los muchos cambios que merecen una mirada positiva, paisana, paisano, se encuentra el de la mujer peruana, que se ha convertido en un elemento central en la economía y el desarrollo.
De hecho, durante casi toda nuestra historia las mujeres eran menos educadas, se dedicaban al cuidado del hogar y dependían de los ingresos que traían los hombres, pero recientemente se ve que eso empezó a cambiar de manera radical.
Así, en el año 2000, hace 25 años, la segmentación por Estilos de Vida de Arellano mostraba que las mujeres que llamamos conservadoras, que fundamentalmente se dedican su hogar y su familia, eran el 28% de los adultos peruanos; mientras las mujeres que trabajan fuera de casa eran sólo el 12%. 28 versus 12. Hoy es al revés, pues las que trabajan fuera son tres veces más numerosas que las Conservadoras. Y de hecho en la población económicamente activa hay solo un poquito más varones que mujeres.
Es cierto que hay injusticias porque en trabajos similares el salario femenino es 25% menor que el masculino y, peor aún, cuando ambos trabajan fuera las mujeres hacen bastante más labor doméstica que sus cónyuges. Pero hasta esas diferencias se están acortando, lo sabe bien usted paisano, que, aunque no se ponga mandil, le toca con frecuencia planchar, lavar o cocinar, y se ve en los mejores sueldos femeninos y otras cifras que auguran un cambio mayor.

Así, hoy hay más mujeres que hombres estudiando en universidades, y no solo en Enfermería o Educación, sino también en ciencias, algunas ingenierías y negocios, lo veo cada día en las maestrías que enseñamos. Más aún, las mujeres sacan mejores notas y el 50 % obtiene pronto su título profesional, lo que sólo ocurre con el 36% de los hombres. Si es continúa muy pronto la mayoría de los puestos directivos en empresas e instituciones estará en manos de mujeres.
Por cierto, ya dirigen las PyMES, pues el 58% de nuevas empresas en el Perú tienen gerentas y no gerentes, y eso en 20 de las 24 regiones del país. Y aquí, en el Perú, tenemos casi 40% de mujeres en el Congreso, mucho más que el 25% o 20% de Estados Unidos o Japón y otros países desarrollados. Además, una mujer, estemos o no de acuerdo con ella, es presidente de la Nación.
¿Qué aporta el crecimiento de la mujer a la sociedad? Mucho, pues con ello mejoran los ingresos y cambia la forma de gasto de los hogares, pero sobre todo transforma la relación de poder entre hombres y mujeres, haciéndonos una sociedad más próspera y a la vez más humana. De ello hablaremos en otra ocasión, pero hoy la pregunta paisana, paisano es: ¿cómo podemos aprovechar como sociedad este tremendo desarrollo de la mujer peruana?
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