El 26 de julio es el día de San Joaquín y Santa Ana, padres de la virgen María y abuelos de Jesús. Este domingo 24 de julio, el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida ha organizado en toda la iglesia la segunda Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores con el lema “en la vejez seguirán dando fruto”.
“La ancianidad a muchos les da miedo. La consideran una especie de enfermedad con la que es mejor no entrar en contacto… Pero, una larga vida es una bendición y los ancianos no son parias de los que hay que tomar distancia, sino signos vivientes de la bondad de Dios…”, expresó el papa Francisco en una carta escrita a raíz de este evento.
El Santo Padre citó el salmo 71, que lleva a quien ora a exclamar. «No me rechaces en mi ancianidad; no me abandones cuando me falten las fuerzas». Según Francisco, el mismo salmo nos invita a seguir esperando. “Al llegar la vejez y las canas, Él seguirá dándonos vida y no dejará que seamos derrotados por el mal”, dijo el Pontífice.
“Confiando en Él, encontraremos la fuerza para alabarlo cada vez más y descubriremos que envejecer no implica solamente el deterioro natural del cuerpo o el ineludible pasar del tiempo, sino el don de una larga vida. ¡Envejecer no es una condena, es una bendición!”, dijo el Santo Padre.
También señaló que todos los ancianos “debemos vigilar sobre nosotros mismos y aprender a llevar una ancianidad activa también desde el punto de vista espiritual, cultivando nuestra vida interior por medio de la lectura asidua de la Palabra de Dios, la oración cotidiana, la práctica de los sacramentos y la participación en la liturgia”.
El papa Francisco, al dirigirse a los abuelos y ancianos, dijo estar llamados a ser artífices de “la revolución de la ternura, una revolución espiritual y pacífica a la que los invito a ustedes, queridos abuelos y personas mayores, a ser protagonistas”. Finalmente, invitó este dominog 24 a anunciar esta Jornada en sus parroquias y comunidades.
Asimismo, “a ir a visitar a los ancianos que están más solos, en sus casas o en las residencias donde viven. Tratemos que nadie viva este día en soledad. Tener alguien a quien esperar puede cambiar el sentido de los días de quien ya no aguarda nada bueno del futuro… La visita a los ancianos que están solos es una obra de misericordia de nuestro tiempo”, puntualizó Francisco.
Que no cedamos a la cultural del descarte y que en este fecha especial redecubramos la calidad de la compañía, tiempo y amor que nuestros adultos mayores dan a nuestras familias. Además, que valoremos su sabiduría en nuestras familias y hogares para entender su presencia como una verdadera bendición.
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