En tiempo de coronavirus, la enfermedad y la muerte son temas cada vez más recurrentes. El coronavirus no respeta condición alguna. Llega a personas humildes, de escasa pobreza o de buena condición económica. Además, por el distanciamiento social, la pérdida de un familiar se ha convertido en una experiencia solitaria, pues no se puede acompañar al paciente.
Para Pablo Augusto Perazzo, educador y filósofo, indica sobre querer racionalizar el dolor que produce la muerte de un ser querido. “Todo el mundo afectivo que nos duele solo puede ser acompañado, escuchado, compadecido. A veces las palabras sobran. No solo eso. A veces hay palabras que hacen peor la situación, y pueden hacer que el doliente se sienta peor”, señala.
Entonces, ¿qué hacer? Perazzo explica que el camino es “aprender a vivir con esa nueva realidad. Aceptar esa muerte, aunque duela. Llorar, sacar todos esos sentimientos interiores. Dejar que el ser querido fallecido entre de nuevo en nuestro corazón. Pues, su muerte es tan dolorosa, que como un mecanismo de defensa queremos sacarlo del corazón, para no sufrir más”.
Y agrega que “debemos aprender a darles una presencia interna, que no nos genere culpa o dolor. Para esto es fundamental recordar y volver a las buenas experiencias vividas”. Para el experto, trabajar en duelo poco a poco, aprender a sacar el dolor del corazón, y reemplazarlo por el amor que tenemos por este ser querido es muy importante.
Los pasos del duelo son la negación, la ira, la negociación, la depresión y aceptación, los cuales pueden darse en orden o no necesariamente. “Lo mejor es atravesar ese camino del duelo acompañado de alguien prudente y muy importante es dejarse amar en ese momento”, comenta Perazzo.
“El amor es lo que da sentido a la vida. Lo único que realmente llena de sentido la vida del hombre. Cualquier cosa que no está de acuerdo con el llamado que tenemos a vivir el amor, nos aleja de la felicidad que estamos llamados a vivir. Por ello, la muerte causa tanto sufrimiento. Es “como” si perdiéramos ese amor que tanto apreciamos”, señala.
“Si uno se queda estancado en el dolor de esa muerte, se va deshumanizando poco a poco. Porque se encierra, ya no quiere tener la experiencia de atravesar otros – posibles – duelos. En cambio, el que crece en su humanidad descubre el amor, pero con una aproximación más madura a la vida, entonces puede vivir el amor de modo más pleno, acota.
Para quienes acompañan a personas que atraviesan por el fallecimiento de un ser querido, Perazzo explica que querer aferrarnos a este mundo en el que estamos como peregrinos es la peor manera de afrontar el duelo. “No abrirse a la dimensión eterna es negar la misma vida, y, por supuesto, no nos permite mirar con paz y serenidad a la misma muerte y a lo que se viene luego detrás de ese paso”, acota.
“Amar la vida implica mirar a la muerte como la compañera del camino, que nos abre las puertas a la eternidad. Esa mirada permite abandonar, poco a poco, la tristeza por la muerte del ser amado. El primer paso para avanzar en ese camino del duelo es la aceptación. Luego viene la tristeza que brota de una aceptación real que ya no veremos al ser querido en este mundo”, señala.
Perazzo deja algunos consejos prácticos: No a las palabras huecas como decirse trata de olvidar, mejor así, ahora es más feliz en el cielo, Dios lo ha querido, solo los buenos se mueren jóvenes, Dios lo necesitaba, mantente fuerte por los niños. No al sentimiento de culpa. No al encierro o aislamiento y atención a signos de depresión o problemas de salud.
La partida de un ser querido, más aún en este tiempo de pandemia, es un tema que impacta y deja mucho para la comprensión. Si quieres saber más sobre Pablo Perazzo a través de Instagram accede a @proyectofelicitas, a través de Facebook buscando @felicitasproyecto y también a través de Spotify.
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