La población mundial de adultos mayores está creciendo enormemente. Solo basta mirar el cambio que tendrá la pirámide poblacional en el 2040: los nacimientos se reducen y la expectativa de vida aumenta. ¿Conoces a qué edad una persona es considerada adulta mayor?
Con la finalidad de que cada Estado pueda diseñar políticas públicas y programas de servicios, la OMS estableció que a partir de los 60 años eres adulto mayor. La niñez y juventud va hasta los 28 años, y la adultez desde los 29 hasta los 59 años.
Cada una de estas etapas -los niños y jóvenes, los adultos y adultos mayores- tiene características propias. Pese a la visión estereotipada que se tiene del adulto mayor, son personas que, si bien pueden empezar a dejar ver cierta fragilidad física, reúnen la riqueza de la experiencia, algo valioso sobre todo para generaciones menores.
Con respecto a este tema, el pasado 15 de junio se celebró el día mundial de toma de conciencia del abuso y maltrato en la vejez, fecha establecida por la ONU. El maltrato que se da en esta etapa de la vida es, en parte, similar al que ocurre en niños, jóvenes y mujeres: físico, psicológico, financiero o estructural, entre otros.
Para Oscar Bravo, investigador externo de la Escuela de Psicología de la USMP, no hay preparación para atender adecuadamente a los adultos mayores. “Lo que más daño hace al adulto mayor es el aislamiento, la soledad y que no se le considere en la toma de decisiones”, señala.
Para el especialista en temas de vejez y envejecimiento, existen estereotipos positivos y negativos. Los positivos son los que sobrevaloran o exageran las capacidades de los adultos mayores. Por ejemplo, pensar que “todos los adultos mayores son sabios, prudentes, que todos tienen paciencia, que son más espirituales o valoran menos lo físico”, explica.
Las transformaciones hormonales también cuentan. La serenidad en algunos adultos mayores no es producto solo de la madurez, sino también de los cambios hormonales que sufrimos todos. “Es imprescindible conocer bien acerca de esta etapa, porque sino todo el mundo actúa de manera intuitiva”, precisa.
Entre los estereotipos negativos Bravo señala que los más comunes son el infantilismo con que los adultos mayores son tratados: se vuelven como niños, no toman decisiones, no saben qué hacer, no pueden aprender cosas nuevas, se demoran para aprender, no se deben enamorar, no deben tener vida sexual activa.
Si bien se han superado algunos tabúes en temas de seuxalidad en etapas más tempranas, se mantiene la prohibicion al disfrute y placer por parte de los adultos mayores. “Nadie se escandaliza en usar lentes, bastón, prótesis dental, pero todavía se hacen bromas sobre lubricantes o pastillas estimulantes para hombres”, advierte.
Sin embargo, el peor maltrato, según el especialista, es el estructural que viene del Estado. Según cifras de la OIT, solo el 28% de la población está dentro del sistema formal. Es decir, la mayoría de los adultos mayores no van a recibir pensión que se da a partir de los 65 años, edad en que se inicia la jubilación.
En América Latina y particularmente en Perú no hay muchos beneficios económicos para el adulto mayor. “La mayor cantidad de personas jubiladas reciben entre 400 y 800 soles, que es el 32% de su sueldo. La depresión del jubilado en Europa es distinta en el Perú, porque no recibes 1000 sino 350 soles mensualmente”, explica.
Para Bravo, “cuando no tienes una política laboral que reconozca que hay gran cantidad de informalidad y cuando no educas para que la gente sea consciente que los montos de las pensiones y servicios previsionales van a condenarlos a la pobreza o limitar sus posibilidades de una vida digna, estás maltratando”.
“El primer defensor y promotor del buen trato hacia las personas mayores deben ser las propias personas mayores. El primer gran paso es reconocerse como tales, porque si sigues ocultando tu edad, le estás dando la razón al maltratador. En cambio si tienes setenta y digo: corro, bailo o trabajo será mucho mejor”, acota.
Finalmente, explica que se deben promover oportunidades de formación. “Hay una limitada oferta educativa sobre la adultez mayor. No significa que se abran currículos en academias o institutos solamente, sino que se popularice el tema en la cultura, entre los jóvenes, en internet. La gente está poco informada y formada”, concluye.
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