¿Es posible convertir la escuela convencional en un entorno donde el aprendizaje se convierte en el centro de nuestro trabajo? En tiempos post pandemia, ¿por qué es importante hacernos esta pregunta? Santiago Rincón, consultor educativo, busca responderla. “En las escuelas hemos cultivado miedo a equivocarse”, acota.
“Tienes que caerte de la bicicleta para andar en bicicleta, tienes que sentir que te ahogas para aprender a nadar, tienes que pisarle los pies a tu pareja de baile para aprender a bailar, tienes que quemar platillos para aprender a cocinar. Equivocarnos es parte inherente de aprender bien”, explica Rincón Gallardo.
Para Rincón Gallardo, especialista en liderazgo para el aprendizaje y director de investigación del equipo de consultoría internacional de Michael Fullan, “en la escuela convencional mayormente aprendemos a que nos enseñen y eso es muy distinto de aprender a aprender”.
“Tendríamos que empezar a generar cultura y entornos donde los maestros mismos están aprendiendo y donde aprenden a la vista de los chicos, de modo que los maestros se conviertan no en el ejemplo del que sabe, sino en el rol modelo ejemplo del que aprende”, precisa el autor del libro Liberar el aprendizaje.
Asimismo, Rincón Gallardo indicó que ahora más que nunca, en tiempos de pandemia, la educación convencional debiera revisar su propósito. “¿Para qué educamos a nuestros chicos? ¿O qué es lo que ellos debieran aprender en su paso por la escuela?”, se pregunta.
“Muchos estudiantes que pasan por toda la trayectoria escolar, terminan la preparatoria con buenas calificaciones, pasan exámenes y todos los filtros de selección del sistema escolar, pero no saben cómo aprender por su cuenta. Y esa es la principal queja de los profesores del primer año de universidad”, explica.
Y agrega que, “los propósitos fundamentales de la escuela formal son cuatro: que ayude a los estudiantes a conocerse a sí mismos, a aprender a pensar por sí mismos, a cuidar de otros y a mejorar el mundo. Ésas son las cuatro cosas que, creo, la educación formal debería hacer por nuestros chicos”.
Rincón Gallardo precisa que el Aprendizaje Profundo (AP) es la vía más directa para ayudarles a los chicos a cultivar estas cuatro cosas. Pero, ¿qué es el Aprendizaje Profundo? El experto en educación para el aprendizaje explica que el AP es el aprendizaje que se queda con uno a lo largo de la vida.
Si bien el AP es un tema que no se reduce al campo educativo, se puede llevar al ámbito escolar. El AP está presente en el entorno educativo cuando los escolares tienen la posibilidad de explorar en profundidad asuntos de su interés por periodos largos de tiempo y demostrar en público qué y cómo han aprendido.
El consultor educativo, quien ha aplicado esta metodología de enseñanza a más de 9 mil escuelas en México entre el 2009 y 2013, explica cómo el AP suscitó “un fenómeno de liberación extraordinario” en los escolares. “Lo veías en los ojos de los chicos, en su expresión, en su seguridad, en su gusto por aprender”, acotó.
“En las Redes de tutoría, los chicos pedían a sus maestros las llaves de la escuela para seguir aprendiendo por las tardes y durante los fines de semana. Y se paraban frente a sus compañeros, padres de familia y comunidad para hablar sobre lo aprendido con gran seguridad”, recuerda Rincón.
Y agrega que “el problema (en la educación) es cuando al aprender dejas de conocerte a ti mismo, empiezas a hacer lo que otros dicen hagas, piensas en lo que otros dicen es cierto, bueno y bello, en vez de acudir a tus recursos, sabiduría y conocimiento interno para decidir por ti mismo lo que es cierto, bueno y bello”.
“Aprender a que te enseñen es poner la autoridad y poder de decisión sobre lo que es correcto, bueno y bello, fuera de ti, en la autoridad. Mientras que aprender a aprender es tomar la responsabilidad que tienes de decir qué es verdad, bueno y bello. El criterio de verdad y más riguroso se convierte en el tuyo”, explica.
Finalmente, el especialista mexicano señala que “nuestra mejor apuesta es asegurar que la educación ayude a los chicos a conocerse sí mismos, a pensar por sí mismos, a cuidar de otros, a trabajar con otros y a mejorar el mundo. Y el AP es la vía más directa para ayudar a los chicos a cultivar todas estas cosas”.
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