Le dedico mi silencio, la vigésima novela del Premio Nobel de Literatura 2010, se publicará el 26 de octubre.
El renombrado Premio Nobel, Mario Vargas Llosa, está listo para lanzar su esperada novela, Le dedico mi silencio, que según el autor, será su última obra de ficción. En este caso, el flamante miembro de la Academia Francesa se sumerge en una "utopía cultural" a través de la música peruana.
"El vals, nacido en los callejones de Lima, unió al Perú. Aquí cuento esa historia, y a través de ella expreso un amor secreto que me ha acompañado toda mi vida: mi profundo cariño por la música criolla y, en particular, por el vals de mi país", afirmó el escritor de 87 años.
La novela está ambientada a principios de la década de 1990, en el apogeo de los ataques terroristas de Sendero Luminoso, en un Perú azotado por la violencia.
Los personajes
La historia se centra en Toño Azpilcueta un experto en música criolla que descubre a un virtuoso guitarrista, Lalo Molfino, cuyo talento parece validar todas sus intuiciones: que su profundo amor por los valses peruanos, marineras, polkas y huaynos tiene un significado social.
"Quizás lo que sucede es que la música criolla es, en realidad, no solo un símbolo de la identidad de todo el país y una expresión de esa actitud peruana conocida como 'huachafería' (la contribución más significativa de Perú a la cultura universal, según Toño Azpilcueta), sino algo mucho más importante: un elemento capaz de incitar una revolución social, derribar prejuicios y barreras raciales para unir a toda la nación en un abrazo fraternal y mestizo", señala Vargas Llosa.
Toño Azpilcueta decide averiguar más sobre este guitarrista, viajar a su lugar de origen, conocer a esta figura esquiva y aprender sobre su historia, familia y vida amorosa. También tiene como objetivo escribir un libro que cuente la historia de la música criolla y desarrolle la idea que le implantó en la mente el descubrimiento de este músico.
Mario Vargas Llosa contó que terminó de escribir el borrador de su novela en Madrid, en abril de 2022, comenzó a corregirla en mayo y que, desde entonces hasta final de ese año, estuvo haciendo pequeños cambios.
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Se cumplieron 13 años del Nobel
El 7 de octubre, se cumplieron trece años desde que Mario Vargas Llosa fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura 2010.
La noticia le llegó de manera inesperada, mientras se encontraba en Nueva York, preparando una clase para la Universidad de Princeton. El secretario general de la Academia Sueca le comunicó la distinción por teléfono, dejando al autor atónito, pues inicialmente pensó que se trataba de una broma.
"Hace muchos años que no pensaba que estaba entre los candidatos. Ha sido una sorpresa mayúscula esta mañana, ni siquiera en estos días tenía el recuerdo que se estaba dando este premio por estas épocas. Ha sido una gran sorpresa y en primer momento pensé que era una broma", dijo a los medios en aquella ocasión.
De esta manera, Mario Vargas Llosa se unía a la selecta lista de escritores latinoamericanos que han recibido este prestigioso premio a lo largo de la historia. Antes que él, figuras como Gabriela Mistral (1945), Miguel Ángel Asturias (1967), Pablo Neruda (1971), Gabriel García Márquez (1982) y Octavio Paz (1990) habían sido honradas con este reconocimiento.
En ese momento, Vargas Losa ya era considerado uno de los grandes autores de habla hispana, habiendo publicado obras como La ciudad y los perros (1962), La casa verde (1965), Conversación en la Catedral (1969), Pantaleón y las visitadoras (1973) y La fiesta del Chivo (2000). También había recibido importantes galardones literarios como el Premio Rómulo Gallegos, el Príncipe de Asturias de las Letras, el Premio Planeta y el Premio Cervantes.
"Mi salvación fue leer"
En palabras del propio Mario Vargas Llosa, su literatura refleja las experiencias fundamentales de su vida, marcadas por su infancia y juventud en Perú. Consideró el Nobel como un triunfo no solo para él, sino para todos los peruanos y un reconocimiento a la literatura en español.
La ceremonia de entrega del Nobel se llevó a cabo tres meses después, el 7 de diciembre, en Estocolmo, Suecia. Vargas Llosa viajó con una delegación peruana que incluía a su familia, autoridades y amigos, y el evento culminó con un emocionante discurso de aceptación en el que el escritor rindió homenaje a su madre y a sus maestros literarios.
"Mi salvación fue leer, leer los buenos libros, refugiarme en esos mundos donde vivir era exaltante, intenso, una aventura tras otra, donde podía sentirme libre y volvía a ser feliz. Y fue escribir, a escondidas, como quien se entrega a un vicio inconfesable, a una pasión prohibida. La literatura dejó de ser un juego. Se volvió una manera de resistir la adversidad, de protestar, de rebelarme, de escapar a lo intolerable, mi razón de vivir", dijo en su extenso discurso.