El neurocientífico argentino Facundo Manes conversó con RPP Noticias sobre el rol de la neurociencia frente al rápido avance de la tecnología y el efecto de la pandemia en la salud mental.
¿El cerebro continúa evolucionando hasta hoy? Con el auge de las tecnologías –ahora parte vital de nuestras vidas– y el más reciente evento de encierro y aislamiento social por la COVID-19, no es extraño que nos preguntemos cuál será el impacto de este panorama en el órgano que origina el sistema nervioso.
“El cerebro del futuro: ¿Cambiará la vida moderna nuestra esencia?” es el más reciente libro escrito por Facundo Manes y Mateo Niro acerca de cómo la sociedad del ahora puede impactar en los seres humanos. RPP Noticias conversó con el neurocientífico argentino e invitado del Hay Festival Arequipa 2020, sobre este escenario del futuro.
Desde hace miles de años, el cerebro ha tenido saltos evolutivos: caminar como bípedos, la gestualidad, el lenguaje y la capacidad de vivir en grupos compuestos. “La pregunta es si seguiremos haciéndolo o no importa tanto la evolución biológica y será conectados a la inteligencia artificial con la interfaz de cerebro-máquina. Ese es un debate actual en la ciencia, la discusión es si ya hemos logrado el máximo de la evolución o lo seguiremos haciendo”, detalla Manes.
LA COMPLEJIDAD DE MEDIR LA INTELIGENCIA HUMANA
Esto último nos lleva a pensar si las máquinas (computadores y celulares), las redes sociales y demás creaciones de las tecnologías provocarán un resultado contraproducente. El neurocientífico francés Michel Desmurget proponía una premisa bastante desoladora, pues indicaba que los niños y jóvenes de la actualidad serán la primera generación con un coeficiente intelectual más bajo que el de sus padres.
Para el neurólogo Facundo Manes, deberíamos esperar más tiempo para abordar una conclusión como esta, debido a que los estudios requieren décadas. Además, desde la ciencia, nos asegura que es imposible medir toda la inteligencia humana, porque tenemos diferentes aspectos como el lado emocional o social, los cuales no se pueden calcular.
“Sabemos que hay un Efecto Flynn que cada generación es más inteligente en términos de coeficiente intelectual que la anterior y, por ahora, no hay evidencias robustas de que esto esté cambiando. La ciencia requiere de mucho trabajo y ser validada, así que sería cauto”, explica. “Es difícil medir la complejidad de la inteligencia, la ciencia no lo puede hacer. Puede medir un aspecto de la inteligencia que es el coeficiente intelectual”, agrega el invitado al Hay Festival Arequipa 2020.
"EN UNOS AÑOS, VAMOS A VALORAR MÁS EL CONTACTO HUMANO"
“El dilema de las redes sociales” es un documental recientemente estrenado en Netflix, donde especialistas en tecnología exponen el peligroso impacto en los seres humanos, porque utilizan un mecanismo de recompensa para engancharnos a vivir todo el tiempo conectados. “Todavía no sabemos el efecto de la tecnología”, apunta el escritor argentino desde la neurociencia.
“Tampoco creo que la tecnología cambie nuestro cerebro en forma anatómica, pero creo que mucha de esta nos va a hacer más ansiosos, estresados y va a bajar el rendimiento por el impacto de la multitarea. En unos años, vamos a valorar mucho más el contacto humano y vamos a usar el celular como usamos el auto, pero no vamos a vivir con el celular como tampoco lo hacemos con un auto (…) Uno está permanentemente buscando la recompensa y lo que hace la tecnología es dártela y te manipulan en cierta manera”, señaló Facundo Manes.
SE SUMÓ ALGO MÁS: LA PANDEMIA
En la era moderna, la humanidad ha atravesado epidemias, pero no una pandemia como la vivimos ahora mismo por la COVID-19. Según Manes, coautor de “Cerebro argentino”, se han estudiado estos efectos con cuarentenas más cortas, de 3 o 4 semanas, y aun así afectaron el bienestar mental, sobre todo de sectores más vulnerables (jóvenes, mujeres, mayores y trabajadores de la salud).
“En la Argentina, hicimos un estudio de más de 10 mil personas que replica a lo que se encontró en otros lados, había muchos síntomas de ansiedad y angustia, también una fatiga cognitiva y mental”, asegura el experto en neurociencia sobre el panorama en el país vecino que se replica en gran parte del mundo. “Hace meses, venimos haciendo cosas que no hacíamos y eso requiere gasto mental. No hacemos las cosas que hacíamos hace meses y requiere lo mismo”, sostiene.
¿Y cómo saldremos nuevamente al mundo? En un futuro ansiado, cuando el nuevo coronavirus pueda ser controlado por la ciencia, las personas tendrán que regresar a las rutinas que manejaron durante años. Cuesta imaginarlo, pero es seguro que habrá un cambio, aunque positivo en muchos casos.
“Muchas comunidades van a salir más resiliente y fortalecidas, después de un shock inicial de dolor, social y emocional. Muchos de nosotros vamos a encontrar nuevos rumbos y significados en la vida, sanar emocionalmente, entender que el bienestar de todos es más importante que el éxito personal o el estatus individual. Para eso, hay una palabra clave: la empatía”, concluye el neurocientífico Facundo Manes.
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