Un club con un importante soporte económico no ha podido consolidarse como una institución seria y admirada debido a los constantes cuestionamientos contra la directiva y su forma de manejarse.
"El día que la dirigencia de Real Garcilaso sea seria, en el Perú sólo se jugaría por el segundo lugar". Esta frase del recordado Daniel Peredo resume casi con exactitud lo que ocurre con el cuadro cusqueño, un club económicamente solvente y con una envidiable infraestructura deportiva, pero que dirigencialmente ha sido muy cuestionada por no respetar contratos y en ocasiones maltratar a sus jugadores. El último caso fue el de Carlos Olascuaga, delantero que denunció que el club decidió unilateralmente finalizar un contrato que hace pocos días habían firmado.
Real Garcilaso se fundó en julio de 2009 y desde entonces inició un camino con algunos logros importantes, siempre bajo la administración de Julio Vásquez Granilla (presidente) y su padre Julio Vásquez Cárdenas (vicepresidente). Se coronó campeón de la Copa Perú 2011 y logró su ascenso a Primera División.
Ya en la máxima categoría del fútbol peruano, la 'Maquina Celeste' logró dos subcampeonatos, en 2012 y 2013. Realizó una destacable participación en la Copa Libertadores 2013, avanzando hasta cuartos de final. Casi siempre ha peleado por los primeros lugares del Descentralizado, y ahora volverá a disputar un torneo internacional este 2019.
El respaldo económico que tiene el club no solo se ve reflejado en el plantel competitivo que arman en cada temporada, sino también en el moderno complejo deportivo que tiene en Oropeza (Cusco). El área cuenta con dos campos de fútbol dedicados a los entrenamientos del equipo mayor y de las divisiones menores, también tiene una zona techada que cuenta con gimnasios, zona de concentración y área de prensa y reuniones.
La otra cara de la moneda
Sin embargo, todo esto se desluce con la actuación de sus directivos en los últimos años. Contratos que resolvieron unilateralmente, reclamos de exjugadores por dejarlos desamparados ante lesiones y hasta amenazas y agresiones al plantel. Todo esto ha sido moneda corriente en el club cusqueño.
En 2014 saltó una denuncia del jugador Jaime Linares, quien firmó un contrato por dos años con Real Garcilaso, pero tras un par de semanas los dueños del club le dijeron que no lo tenían en sus planes y que su contrato no tenía valor. Tras una denuncia entablaba por el jugador, el equipo tuvo que pagarle una indemnización.
En 2017 Edwin Retamoso también se vio afectado por la dirigencia del club cusqueño que no lo apoyó durante una lesión que sufrió. El jugador quería operarse en Argentina, pero los directivos le propusieron que lo haga en Perú, pero con la condición de que rescindiera contrato. "Fue un momento incómodo que no se lo desearía a nadie", confesó el jugador.
Como si no fuera suficiente, el presidente Julio Vásquez tuvo un comportamiento cuestionable en agosto de 2015 cuando irrumpió el camarín de su equipo tras un partido ante Sporting Cristal y acusó a los jugadores -según él- de dejarse sobornar por el rival.
"Si quieren se van, si quieren se quedan, pero no quiero traicioneros. ¿Saben qué hacen en México a la gente traicionera? Les cortan la lengua, les meten un fierro por el c… y los matan", amenazó el directivo a los jugadores que habían sido goleados 4-0 por el elenco celeste.
Dos casos más
Y en 2019 se anticiparon al inicio de la temporada para volver a estar en el ojo de la tormenta por su proceder con dos jugadores del plantel: Carlos Olascuaga y Willy Pretel. Al primero le rescindieron contrato por una supuesta lesión del jugador que iba a perjudicar al equipo, mientras que al segundo le dijeron que el DT Héctor Tapia no lo tenía en sus planes y por ello ya no querían contar con él. En ambos casos, los dos jugadores recién tenían pocas semanas de haber firmado un contrato con la institución cusqueña, incluso ya estaban entrenando con el resto del plantel.
"Garcilaso tiene todo para ser un club grande, los dueños creen que con el dinero es suficiente, pero hay un tema de trato y calidad humana. Casos como el de Carlos Olascuaga no lo vas a ver en clubes como Sporting Cristal, Alianza Lima o Deportivo Municipal", opinó Jhonny Baldovino, asesor legal de la Agremiación de Futbolistas (SAFAP).
La molestia ya está instalada en otros jugadores peruanos que no dudaron en alzar su voz de protesta contra el elenco cusqueño. "Vamos a mejorar nuestro fútbol. Dejemos estos actos de lado por favor. Es terrible todo esto", escribió Aldo Corzo. "Es hora de juntarnos y hacer algo contra las malas prácticas que viene realizando este club hace muchos años", sostuvo el arquero Alejandro Duarte. Y muchos otros nombres se siguen sumando.
El dinero no es el único factor para que un club se haga grande, hace falta un proyecto deportivo serio y directivos que respalden procesos y sobre todo a sus jugadores. Real Garcilaso todavía parece tener mucho que aprender y corregir.
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