El equipo de Dunga le dio vuelta al marcador y consiguió una holgada victoria sobre los bleus quienes no tuvieron respuesta. Aquí los detalles.
A toque de corneta, Brasil se llevó de París una victoria frente a Francia (1-3), en una noche en la que sus contraataques comandados por Neymar fueron demasiado para unos anfitriones tiernos y diezmados en defensa.
Los primeros minutos del partido fueron de tanteo, sin un dominador claro, pero con dos equipos con una premisa similar, que se iba haciendo más evidente conforme pasaban los minutos: robar el balón y poner la directa hacia la portería contraria.
En el 21, Valbuena sacó un córner, como siempre con peligro. Varane, implacable en las alturas, entró como una locomotora y su cabezazo fue dentro sin que Jefferson pudiese hacer mucho más que mirar.
El Stade de France cantó entonces a Varane. La gloria que se le resiste en el Real Madrid se la lleva el espigado central en su país, donde ya se le considera uno de los pilares de esta Francia que aspira a todo en el futuro.
La insistencia brasileña halló recompensa diez minutos más tarde, cuando Oscar, tras hacer una pared con Firmino, se internó en el área sin apenas oposición ante una defensa blanda y empató el partido de disparo raso.
La segunda parte se abrió con dominio francés. Fue un espejismo: en el minuto 56, Thiago Silva casi consigue remachar un córner y uno más tarde Willian dirigió una contra por el centro y abrió a su izquierda, por donde le acompañaba Neymar, que embocó de un gran tiro por lo alto.
A partir de ahí, los franceses fueron casi un muñeco en manos de los contragolpes brasileños y, sobre todo, de Neymar, que se movía por todo el frente de ataque asociándose con sus compañeros y causando el pánico en la zaga local.
Tuvo un atisbo de reacción Francia mediado el segundo tiempo, pero los intentos de Benzema y Griezmann se fueron por muy poco.
En el minuto 69, un cabezazo a placer de Luiz Gustavo a la salida de un córner acabó con la resistencia gala, y llevó a los numerosos aficionados brasileños presentes a corear con olés las jugadas de los suyos.
Un carrusel de cambios con el partido ya decidido puso el final a un choque vivido a ritmo vertiginoso, y que sirvió como una gran puesta a punto para Brasil, de cara a la próxima Copa América en junio.
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