La paciencia y la dedicación lo han llevado al defensa nacional a vivir un año de ensueño no solo en la New York City, sino también en la Selección Peruana.
Johan Cruyff en una conversación con Jorge Valdano, emitida allá por el 2016, inmortalizó una frase que calza perfecta para el momento de Alexander Callens: “Para muchos el fútbol se juega con los pies. Para mí, se hace con la cabeza y se usan los pies”.
Este año de ensueño del central peruano tiene como una de sus principales virtudes: su buena cabeza. Esa fortaleza lo ha llevado a tomar buenas decisiones. A prepararse como un deportista top y a que todo lo bueno que le está pasando sea una causalidad del tiempo invertido en su trabajo.
El domingo, en la final de la Conferencia Este, cometió un autogol, producto de quedar mal perfilado ante un centro desde la derecha. Era el 1-0 en contra jugando de visita en Philadelphia. Es en ese momento donde la mente de Alexander Callens toma protagonismo. Lejos de quedarse en el error, recriminarse y perder confianza, siguió, saltándose ese episodio raro y poco afortunado. Fue para adelante, empujó a su equipo e incluso estuvo a nada de convertir, ¿de qué? De cabeza.
Pero lo del último domingo en la MLS no es un caso aislado, es una constante en su carrera, donde encontramos a la paciencia y dedicación como dos capacidades que siempre las lleva de la mano. Paciencia para saber esperar y dedicación para cuando llegue la oportunidad esta te tome preparado. Así ya, Alexander Callens lleva 10 años continuos fuera del país. Así encontró su lugar en la Selección Peruana. Así es figura del New York City y Major League Soccer. Así se podría dar su vuelta a Europa.
Con 29 años se le nota un futbolista maduro. Física y mentalmente. Alexander Callens es un defensor de play station, que pareciera que lo diriges cuando lo ves jugar. Y no, no es necesario tener un control de videojuego en la mano para que decida bien, lo hace humanamente, gracias a su buena cabeza.
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