Niño malo ha provocado que la cosecha haya demorado 35 días
Aunque ya pasó El Niño y asustó al Perú. En Argentina los enólogos están preocupados porque sus efectos han sido “como nunca”. Fue un invierno bastante largo, en noviembre y diciembre la lluvia cayó como castigo divino sobre los campos vitivinícolas. En enero y febrero, el calor se acentuó, esto originó que la cosecha se corriera 35 días. Tanto es así, que muchos vinos de bodegas reconocidas ya no llegarán este 2016 a Lima.
“Todos los enólogos están preocupados por los efectos de El Niño, ha sido como nunca (….) vienen años complicados, los enólogos no están acostumbrados a esto, pero es excepcional para las variedades blancas”, nos dice Pablo Ranea, sommelier y chef del restaurante Azafrán en Mendoza, quien llegó para ofrecer un maridaje de lujo en el marco de las celebraciones por el Día del Malbec.
Aunque nos cuenta con humildad que en su cava hay 800 etiquetas, además de una selección de (400 malbec). Pablo señala que la tendencia del consumidor argentino ahora es reconocer los distritos, es decir la zona específica del lugar de donde proviene determinado vino.
Nos precisa, que no es lo mismo hablar de un malbec de Agrelo, donde hay vinos más “horizontales”, pesados con fruta negra marcada, producto de los suelos arcillosos, en comparación de los “ejemplares” de altura de un concepto más “vertical” que trae una acidez marcada y floral.
Lo cierto es que el valle de Uco, se ha vuelto la “cenicienta” de las viñas del país de las parrillas. Muchos lo comparan con el Napa Valle. El sommelier Alan Cayo, afirma que ahí podemos encontrar vinos con una marcada acidez que permite a los vinos vivir más tiempo en botella.
La tendencia en Argentina, es el Cabernet Franc , aunque varios apuestan por la Bonarda. Catena Zapata, ha centrado sus esfuerzos en este varietal, aunque en mi opinión es más rustico, que la noble cepa vestida de “Franc”.
Argentina es un país que tiene un puñado de viñedos al ras del océano, como la mayoría de las regiones productoras del mundo, pero ofrece el grueso de sus viñedos entre los 600 y los 2000 metros sobre el nivel del mar. Este factor hace que a lo largo de 1500 kilómetros lineales de cordillera se desarrollen varios oasis en el que las vides crecen en condiciones muy diversas, aunque todas ligadas a un solo factor: la altitud.
Comparte esta noticia