Según la especialista, fueron los peruanos quienes llevaron este dulce de zapatallo a Chile y no al revés.
La historiadora gastronomica, Rosario Olivas, dijo que serían los inmigrantes peruanos quienes han llevado y difundido el nombre de picarones, en Chile, junto con los otros platos de la cocina peruana que gozan de gran popularidad en el país vecino.
Sin embargo, tras la polémica publicacion en la página de la marca Chile en Facebook, Olivas consideró que es tiempo que el Gobierno apoye la realización de un registro oficial de las recetas tradicionales con sus respectivos nombres.
Olivas precisó que los picarones tienen nombre propio, porque tienen sabor, color y textura que los identifica y los distingue de cualquier otro buñuelo que existe en el mundo. Además, indico que los picarones nos han acompañado desde tiempos muy antiguos. en todas nuestras fiestas populares siempre ha estado presente una picaronera. En el primer recetario peruano, cuyo nombre es La mesa peruana (1867), se les denomina "buñuelos comunes“.
Agrega que en una pintura de Pancho Fierro del año 1850, aparece una buñuelera y se aprecian las redondelas de los picarones. en el siglo xix el nombre era buñuelos. El nombre de 'picarones' aparece en el siglo XX. En Chile no se conocía, viene a comenzar a conocerse a partir de la enorme migración de los peruanos a ese país..
Una historia encantadora
La historiadora indica que en Chile todo el azúcar y la chancaca que antiguamente se consumía hasta el año 1953 era peruana. "En los libros de recetas chilenos no aparece la receta ni el nombre de picarones, lo más parecido es una receta de buñuelos de zapallo en un libro del año 1865", dice la historiadora.
Uno de los libros más importantes de la cocina chilena fue escrito por Don Eugenio Pereira Salas. El titulo es Apuntes para la Historia de la Cocina Chilena. Allí Don Eugenio cuenta una historia encantadora: en tiempos de la independencia, cuando llegaron soldados chilenos en la expedición libertadora del Perú, había una mujer afroamericana llamada Rosalía, que vendía sus picarones con éxito entre los soldados. Uno de ellos, seguramente fascinado por los picarones, se caso con ella y se la llevo a Santiago de Chile. Ella se estableció, con su venta ambulatoria de picarones, en la esquina del correo viejo.
Augusto Merino Medina, alias Ruperto de Nola, reproduce esta historia en su libro Cocina chilena, tradicional, fina y fácil, y presenta la receta de los picarones, que en realidad es la misma receta de los "buñuelos de zapallo“ de 1865. Una verdadera y antigua joya gastronómica.
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