Es importante saber qué cosas tienen que estar resueltas y no deben producirse antes de volver a formar un nuevo hogar.
Formar un matrimonio presenta una serie de retos y dificultades, que van desde adaptarse a estilos diferentes de vida hasta lidiar con las familias de origen de cada uno de los cónyuges. Esta adaptación se hace aun más compleja cuando uno se casa con un hombre o una mujer que tiene un matrimonio anterior, y generalmente también hijos.
Generalmente a este nuevo compromiso se llega con temores pero también con ilusión.
Es importante saber qué cosas tienen que estar resueltas y no deben producirse antes de volver a formar un nuevo hogar:
- Hacer comparaciones
- Casarse por razones equivocadas
- Permitir que queden resentimientos amargos de la vivencia anterior
- Lanzarse, al segundo matrimonio, con la misma actitud irreal de los jóvenes que se casan por primera vez
- Casarse sintiendo celos del primer cónyuge de la pareja
Existen cosas fundamentales para que el nuevo matrimonio sea una unión feliz:
- Respetarse mutuamente sin reservas ni egoísmos
- Haber logrado un buen entendimiento sexual basado en la experiencia y la ternura
- Cariño sincero y profundo
- Libertad y cuidado de la pareja
- Oportunidad de realización personal
- Coincidencia de metas e ideales que tiene cada uno y el ser que ama
- Intereses mutuos
- Intereses personales
- Actitud sensata respecto del manejo del dinero familiar
- Consideración de los sentimientos del otro
- No competir por el amor de los hijos de la pareja, dejar que fluya la armonía y no competir con el progenitor.
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