Diabetes e inactividad sexual

¿Cuánto afecta la diabetes la sexualidad de mujeres y hombres? Tanto uno como la otra viven esta enfermedad en forma distinta; y en cuanto al ejercicio de su sexualidad, la afecta de manera diferenciada no solo en hábitos y costumbres, sino en el propio deseo sexual.

En el caso de las mujeres con diabetes, pueden experimentar algún tipo de disfunción como la reducción o ausencia de la respuesta sexual. Ocurre que al resecarse las células que cubren la vagina puede generar molestias durante el coito (dispareunia), y por ello reducir la respuesta o deseo sexual.

Las mujeres con elevados niveles de glucosa en la sangre (hiperglucemia), también están propensas a las infecciones vaginales; esto puede ocasionar malos olores o incomodidad, y por ende propiciar el rechazo a la actividad sexual. En estos casos suele haber también una disminución de la lubricación vaginal.

Los varones con diabetes no están exentos a este problema; en su caso puede dañarse el sistema nervioso, ya sea en el pene o la médula espinal, y como consecuencia sufrir de disfunción eréctil. A ello se aúnan los trastornos de la eyaculación con el riesgo de infertilidad (eyaculación retrógrada).

Al verse dañados los tejidos del miembro viril, la erección será menos rígida y fugaz. Precisamente, la disfunción eréctil es un problema muy frecuente en varones diabéticos.

Ambos, hombre y mujer con diabetes, verán disminuida su sexualidad, para ello se requiere la asistencia de un profesional de la salud y un consejero en temas de sexualidad, que los oriente y ayude a sobrellevar su relación de pareja con un tratamiento apropiado en cuanto a hábitos de conducta y alimentación.

Si bien la diabetes dificulta las relaciones sexuales, no necesariamente acaba con el sexo. Un estudio realizado por Stacy Tessler, de la Universidad de Chicago, en Estados Unidos, señala que hasta un 70% de los varones y un 62% de las mujeres de mediana edad o mayores afectados por esta patología mantiene relaciones sexuales dos o tres veces al mes. Es la misma frecuencia que afirman tener las personas con los mismos años, pero sin esta enfermedad.

Los datos revelan que "pese a que la enfermedad se asocia con una elevada inactividad sexual, aquellos afectados que sí mantienen relaciones lo hacen con una frecuencia y un comportamiento en sus relaciones similar al de las personas sanas", agrega el ensayo.

Por todo ello, es "fundamental que los médicos pregunten a sus pacientes diabéticos por su vida sexual, especialmente en el caso de las mujeres. La atención a los problemas sexuales potencialmente tratables en personas de mediana edad o mayores, mejora su calidad de vida y su adherencia al tratamiento", concluye el trabajo.

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