Pasarela Gaudí apuntó además a un regreso de las faldas con colas más importantes
El blanco recupera el protagonismo en los vestidos de novia tras varios años de dominio de los vainilla, marfil, beige y ocres, según las propuestas que hoy se vieron en la pasarela Gaudí Novias, que apuntan además a un regreso de las faldas con colas más importantes.
Los adornos de pedrería debajo del pecho, en el tirante o marcando cintura son también una constante en gran parte de los diseñadores que hoy mostraron sus colecciones para el 2010, y muchas de las propuestas parecen más trajes de noche que vestidos de novia, aunque cada vez las diferencias son menores porque, al fin y al cabo, una boda es una fiesta.
Además, la tendencia a dejar los hombros al descubierto con escotes palabra de honor se ha confirmado plenamente, y en todas las colecciones los cuerpos de estilo bañera aparecieron hasta aburrir.
La firma alicantina Pepe Botella arrancó el día con una colección fresca y ligera de color blanco natural, llena de faldas de gasa, líneas vaporosas y cuerpos muy elaborados, con los que la diseñadora Lucía Botella quiso acabar con la rigidez y la severidad de los vestidos de novia.
Lo más aplaudido de la colección fueron los vestidos cortos, sencillamente deliciosos, un tipo de traje que se ve cada vez con más frecuencia en las pasarelas.
Lucía Botella explicó a Efe que la demanda de vestidos cortos es escasa pero que, como cada vez hay más tipos de bodas distintas, aumentan las peticiones de vestidos especiales para ceremonias poco convencionales, como casarse en una carpa en la playa.
Fran Sarabia, en un desfile compartido con Francis Montesinos y Joaquin Verdú, fue el primero en presentar una colección de fiesta en esta Pasarela Gaudí, con muchos vestidos tipo túnica, cuellos barco, volantes y tul de seda con pedrería. En novias fue de los pocos que pusieron mangas largas a los trajes de novia y que utilizó el plumetti.
Más clásico en las líneas fue Francis Montesinos, que escogió tejidos muy trabajados y muy ricos para las faldas, amplias, que conjuntó con cuerpos drapeados y grandes escotes, y no se olvidó de los chales y las mantillas.
Joaquin Verdú hizo de las cinturas, muy marcadas en dorado brillante y con incrustaciones de nácar en forma de flor, su sello de esta colección, en la que también triunfaron con las colas, más importantes de lo habitual.
De Ruben Perlotti, un argentino afincado en España, lo mejor fueron los peinados de las modelos, muy años 60 y con unos cardados estupendos.
Este diseñador presentó durante casi cuarenta minutos una colección de fiesta, en colores gris, rosa y plata, muy repetitiva, y otra de novias en las que siempre hubo adornos de grandes lazos y muchos apliques de flor.
El blanco fue también una constante de Novia d"Art, marca que tiene detrás a la diseñadora María Teresa Raich, que subió a la pasarela varios trajes cortos con faldas vaporosas de tul ilusión, cinturas muy marcadas y vestidos con una sobrecapa de tul para matizar tejidos y líneas.
También presentó vestidos blancos de fiesta con cuellos joya llenos de cristales brillantes para un tipo de novia más sofisticada.
La gallega Patricia Avendaño, en la moda desde hace más de 20 años, empleó gazar, organza y muselinas para crear vestidos de novia algo recargados pero muy comerciales, especialmente entre los nuevos ricos de los países del este.
Su colección de fiesta fue la única en utilizar plumas en faldas, cuellos y en detalles, y en todos los vestidos menos en uno las flores de tela fueron protagonistas. Muy bonitos los estampados de grandes flores en vivos colores.
El día lo ha cerrado la firma Raimón Bundó, que este año cumple 40 en el mundo de la moda nupcial y que preparó una colección clásica y muy del estilo de una casa que tradicionalmente ha vestido a las novias de las mejores familias de Barcelona.
En Bundó este año el piqué de algodón aparece como rey indiscutible de los tejidos, junto con el tul de seda, y las colas importantes se recuperan para imprimir en las novias un aire más elegante y regio. Como siempre, buen patrón y buena costura de la casa.
EFE
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