No podemos huir del estrés, pero podemos cambiar de actitud para afrontarlo y cambiar el tipo de estrés al que nos exponemos.
No podemos escapar del estrés aún cuando nos alejaramos de vivir en la civilización o la ciudad, nos alejaramos del trabajo, la competencia humana; y nos fuésemos a una remota y elevada montaña.
No podemos evitar el estrés en forma absoluta con meditación, haciendo ejercicio, usando drogas, o buscando diversiones constantes. Solo podemos evitar absolutamente el estrés cuando estemos a tres metros bajo tierra; es decir cuando estamos muertos.
De acuerdo a este punto de vista, el tener cero estrés sería lo que nos haría felíz y saludables. Esto es erróneo. El estrés es para la naturaleza humana lo que la tensión es para las cuerdas de una guitarra: poca tensión y será difícil crear la melodía y demasiada tensión y la música será estridente o las cuerdas se romperán. El estrés puede ser lo que da sabor a la vida o puede ser el beso de la muerte.
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