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El fútbol acalla las bombas en el Cáucaso

Niños chechenes juegan los fines de semana ataviados con las camisetas blaugrana de Messi y blanca de Cristiano Ronaldo.

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El fútbol, personificado en dos equipos, el Anzhí daguestaní y el Térek chechén, es el arma elegida para acallar las bombas en el Cáucaso ruso, la región más explosiva de Europa.

"Estamos interesados en que Daguestán no se asocie sólo con el terrorismo y la violencia", aseguró a Efe Mujú Alíev, presidente de la república norcaucásica rusa de Daguestán, vecina de Chechenia.

Un 9 de mayo de 2004 el estadio Dinamo de Grozni fue el lugar elegido por la guerrilla separatista para colocar una bomba y asesinar al presidente de Chechenia, Ajmat Kadírov, padre del actual líder de esa república, Ramzán.

El fútbol, que cuenta con muchísimos seguidores en el Cáucaso, fue una de las víctimas de las cruentas dos guerras chechenas y de la ola terrorista islamista que se propagó como un tsunami por todas las repúblicas vecinas durante las últimas dos décadas.

El Cáucaso se convirtió en un territorio maldito, los equipos del resto del país se negaban a viajar a las repúblicas musulmanas y, por ejemplo, el Térek, antiguo Dinamo, estuvo 13 años (1995-2008) sin disputar partidos de fútbol en su propio terreno.

Con todo, la violencia en Chechenia cesó, el Kremlin levantó el régimen de operación antiterrorista en la zona, el Térek ascendió y los aficionados pudieron regresar al estadio a partir de marzo de 2008.

Ahora, cientos de niños chechenes acuden todos los fines de semana al campo del equipo que lleva el nombre del río que cruza Grozni ataviados con las camisetas blaugrana de Messi y blanca de Cristiano Ronaldo.

Con vistas a esta temporada, Kadírov, que sueña con que su ciudad acoja partidos de la primera fase de la Copa Mundial que Rusia organizará en 2018, fichó al holandés Ruud Gullit como entrenador, tras flirtear con el español Víctor Fernández.

Aunque el equipo chechén no parece capacitado para satisfacer las aspiraciones de sus directivos de clasificarse para competiciones europeas, el nuevo estadio del Térek con capacidad para 30.000 espectadores siempre registra un lleno en los partidos de casa.

Mientras, en Daguestán, donde los aficionados viven el fútbol con gran pasión, el Anzhí (Perla) ascendió a la división de honor en 2010 y, tras una temporada de aclimatación, se ha convertido en el equipo revelación de la liga rusa.

"El fútbol es un instrumento que aleja a los jóvenes de las malas influencias de la calle. Queremos mantener el interés que ha despertado el Anzhí", dijo Alíev.

Para ello, Daguestán ha puesto en marcha "un programa de desarrollo del fútbol que incluye la construcción de cien nuevos estadios y la creación de internados y academias de fútbol para niños".

Gran parte del mérito lo tiene el propio presidente, quien persuadió al oligarca Suleimán Kerímov, uno de los hombres más ricos de Rusia y oriundo de Daguestán, para que asumiera el mando del Anzhí y lo convirtiera en el orgullo de todos los daguestaníes.

Kerímov ha convertido al Anzhí en una especie de "Chelsea del Cáucaso" con los fichajes del legendario defensa brasileño Roberto Carlos y el delantero camerunés, Samuel Eto"o, quien, según algunas fuentes, en el futbolista mejor pagado del mundo.

Ambas estrellas, que residen en Moscú y entrenan a las afueras de la capital rusa, han hecho olvidar que Daguestán es escenario todas las semanas de actos terroristas y ataques contra las autoridades y las fuerzas de seguridad.

"Me considero amigo personal de Roberto Carlos. Es una persona que impone mucho por su franqueza y buen carácter", señaló Alíev, que fue en su momento vicepresidente del Anzhí.

Tanto es así que el brasileño fue nombrado capitán nada más recalar en el equipo, mientras Eto"o ha marcado en casi todos los partidos que ha disputado con la camiseta blanca del Anzhí, demostrando que no ha venido de retiro dorado.

"El fútbol tiene un gran potencial educador que promueve ideales como el internacionalismo, la paz, la tolerancia y la amistad entre los pueblos. Por ejemplo, en el Anzhí juegan futbolistas de diferentes nacionalidades y religiones", comenta Alíev.

Las autoridades del Cáucaso, territorio maldito vedado para los turistas y en el que el culto a la fuerza ha marcado a fuego el carácter de sus gentes, esperan que el fútbol y nos las armas le ganen la partida a la violencia.

"Sólo hay que ver la corriente de noticias que desató la llegada de estrellas del fútbol mundial como Roberto Carlos y Eto"o. Gracias a esto, el mundo verá con otros ojos a Daguestán", aseveró esperanzado.

EFE

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