´Todos tenemos un cocinero dentro´, este es el mensaje con que finalizó el documental del cocinero Gastón Acurio, y que duró casi 75 minutos en la sala de cine del Jockey Plaza.
En realidad todos tenemos una historia que contar, y las salas de cine faltarían para llevar todas nuestras vivencias a la pantalla grande, esto lo digo porque conozco personas que en principio su vida fue difícil pero luego alcanzaron el éxito basándose en la perseverancia, dedicación y amor por el Perú. Este es el caso Gastón.
Uno tiene que trabajar en lo que más le gusta. Gastón cuenta a modo de testimonio como primero llegó a España para trabajar en un estudio de abogados obligado por su papá, y que no logrando mantenerse en la oficina por más de medio día, se atrevió en su “libertad”, fuera del seno familiar, dedicarse a estudiar cocina.
Tras culminar sus estudios regresó a Lima, pero no como abogado, sino como cocinero. A su padre no le quedó otra que darle todo su apoyo. Este fue el comienzo de su ascenso, llegó a Francia para estudiar cocina con el ideal de obtener la profesión de jefe de cocina y lo logró.
Vuelve al Perú con Astrid, y luego de obtener dinero prestado de sus familiares, a duras penas abre el primer Astrid & Gastón en la calle Cantuarias. El primer día dos mesas, hubo descoordinaciones en la atención, aunque el pesimismo les duró algunas horas a la joven pareja, con los días posteriores la clientela fue creciendo deseosa de degustar las delicias de la comida francesa en un nuevo restaurante miraflorino.
Gastón supo adaptarse a los nuevos tiempos y a la revolución gastronómica de la demanda de los productos peruanos en el exterior, y poco a poco fue cambiando su cocina afrancesada por platos peruanos pero de alto nivel técnico.
Gastón recomienda a los cocineros peruanos a tener respeto por la calidad y la diversidad de los insumos con que cuentan para elaborar sus platos. Casi “mata” a uno de sus cocineros por guardar una centolla fresca en el refrigerador, encontrándola al día siguiente más dura que una piedra.
En suma lo que logré entender del “mensaje” es que el cocinero no debe cerrar su visión en un solo ángulo, sino además de buscar la satisfacción de sus clientes, atreverse a encontrar nuevos horizontes.
Comparte esta noticia