Jóvenes voluntarios de la Asociación para una Feliz Infancia (AFI Perú) promueven el desarrollo educativo de los niños en La Victoria.
Es abril del 2012, cientos de niños laboran en la calle en diferentes oficios; algunos suben a los vehículos de transporte público y cantan; otros ingresan a restaurantes y venden golosinas. En algunas esquinas muchos piden "propina".
Según la última Encuesta Nacional de Hogares, en el Perú existen casi dos millones de niños trabajadores, de ellos el 70% se dedica a peligrosas actividades de minería, agricultura y comercio. También, muchos de ellos ayudan a sus padres en negocios del hogar.
Por una infancia feliz
Es sábado, quizá muchos jóvenes están estudiando, mirando películas o paseando en algún lugar; sin embargo, un grupo de jóvenes voluntarios de la Asociación para una Feliz Infancia (AFI Perú) prefieren trabajar para mejorar la calidad de vida de los niños y niñas de cerro El Pino, ubicado en el distrito La Victoria (Lima) a través del proyecto Pinoteca.
A pesar que cerro El Pino es conocido como una zona peligrosa por la presencia de delincuentes, y por su alto índice de personas con tuberculosis, los voluntarios vencieron el temor y decidieron poner en marcha Pinoteca en el colegio Dámaso Lebergere.
El equipo
Yta Roncal, Rocío Béjar, y Doris Montoya son asociadas fundadoras que trabajaron de la mano con Gabriela Chumpitaz, quien fijó el punto de partida del proyecto en cerro El Pino, el año 2008.
Rocío Béjar cuenta que al inicio encontraron niños con carencias de espacios libres. Las madres tenían miedo de que sus hijos salgan de sus casas, precisa.
“Empezamos con tres niños y ahora tenemos 80 niños y niñas. Hemos trabajado con niños con habilidades especiales y otros violentos. Por ejemplo, Fernando el primer año golpeaba a sus compañeros. Era un niño caprichoso, violento, y ahora colabora, ayuda y pone orden… aquí la idea es acompañarlo y darle confianza, aquí nadie grita, aquí se da amor”, sostiene.
Nuevamene, Yta Roncal resalta que han logrado buenos resultados gracias al trinomio entre padres, profesores, y voluntarios de Pinoteca.
“A los niños hay muchas formas de darle cariño y enseñarle un entorno diferente, lejos de la violencia y la mala vida de la sociedad. Ganas y voluntad hay, la parte que nos preocupa es el tema de recursos y financiamiento”, revela.
Confiesa que todos los gastos que demanda el desarrollo de Pinoteca, lo asumen con el apoyo de padrinos pinotecos y a través de concursos y reconocimientos de organizaciones internacionales como el Banco Mundial, Ashoka, y Peace Child International.
Necesitan apoyo
“El sector privado puede apoyar con sus programas de responsabilidad social. Nuestro gran sueño es tener varias pinotecas, no solo en el Perú sino en el mundo… Pinoteca es como una hija, cuando nos demos cuenta de que puede andar sola, podremos iniciar otro voluntariado en otras zonas de Lima", dice Yta Roncal.
"Si tendría al alcalde frente a mi le diría trabajemos juntos. Este trabajo es de equipo, yo estoy aportando pero él desde su rol–como alcalde-también tiene que aportar. Le solicitaría seguridad para que los voluntarios que vienen aquí (cerro El Pino) puedan subir o quizá nos permitan una red de contactos de empresas que apoyen a los escolares con materiales educativos" explica.
"Nosotros siempre nos las ingeniamos (para sobrevivir), pero si queremos que esto tenga mayor impacto necesita de un peso integrado de personas que asuman un compromiso por la niñez y educación con valores".
Por la socialización de niños y niñas
El director del colegio Monseñor Dámaso Lebergere, Edmundo Cerga, manifiesta que "Pinoteca ha logrado socializar a niños con bajo autoestima, sobre todo a niños que sufren por diferentes problemas en las familias de cerro El Pino. Ahora vemos a niños cultivando valores y respondiendo académicamente. Los docentes y yo estamos felices", añade.
Gran propuesta
Olga Salvatierra Cisneros, madre del niño Patric Augurto Salvatierra, dice que la participación de Pinoteca es una gran propuesta de desarrollo en cerro El Pino. “Mi hijo Patric, de 9 años, se desenvuelve muy bien con sus amigos. Ha desarrollado su creatividad y puede dirigir a sus amigos con propuestas… estoy agradecida con los chicos universitarios que enseñaron a mi hijo. Si ellos se van, vamos a solicitar que regresen por el buen trabajo que realizan", dice con un gesto de agradecimiento.
Cosechando triunfos
Xilene Gonzáles y Shessira Tafur Apaza, ambas de 11 años, son niñas guiadas por los voluntarios de Pinoteca, y hace poco representaron al Perú en diferentes concursos.
Xilene Gonzaáes ganó el concurso investigativo Lacvox de América Latina y el Caribe con un reportaje radial sobre trabajo infantil.
Posteriormente, recibió un reconocimiento en el III Encuentro Internacional contra el Trabajo Infantil, organizado por la Fundacion Telefonica de Colombia.
Mientras que Shessira Tafur Apaza, quien participó en la elaboración del reportaje, por su vocación de servicio, liderazgo e historia de vida postula al "Premio Internacional de la Paz de los Niños, Niñas, y Adolescentes 2012".
Por Edgar Romero Tintaya
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