En sus diez años de vida ha ido construyendo una gran carta de antojos que van desde un jugoso chicharrón de panceta o brazuelo y un tamalito verde muy casero, hasta un tacu tacu con lomo saltado, el espectacular arroz con pato.
Por definición, una antojería es el espacio para satisfacer los antojos, para eso es necesario tenerlos todos a la mano, a las distintas horas del día y en ubicaciones lo suficientemente accesibles.
Con su tercer local recién inaugurado en una de las zonas gastronómicas de Lima, La Antojería da un nuevo paso en su propósito de ser ese territorio en el que el sabor peruano está disponible con igual impacto para el desayuno, el almuerzo y la cena, dieciséis horas ininterrumpidas, de siete de la mañana a once de la noche y todos días del año. Un millón trecientos mil de comensales en diez años pueden confirmarlo.
La Avenida Dos de Mayo N° 909,en San Isidro, es el nuevo escenario de La Antojería, que a partir del 11 de noviembre replicará sus riquísimos sabores, con la misma tradición y clase de las sedes de Miraflores y Magdalena, en las que ya no solamente se disfrutan como en sus primeros años los más espectaculares sánguches elaborados con jamones y chicharrones artesanales y los innovadores jugazos peruanos, sino también una nutrida carta muy propia de platos de la cocina peruana, con un gran toque de sabor casero.
Construido con un concepto arquitectónico moderno y confortable, en el que destacan dos amplias terrazas que prometen convertirse en los ambientes preferidos de los comensales, en La Antojería de San Isidro sus propietarios se han preocupado de aplicar la experiencia recogida en estos diez años con su fiel público, para convertirla en una suerte de sede modelo que se replicará en toda la cadena.
Dígase que la palabra antojo proviene de la frase latina ante ocullum, es decir, lo que se proyecta en la mente antes de tenerlo frente a los ojos. Al respecto, para decirlo en términos populares, el peruano es un “antojado”.
El “antojado” peruano, mientras desayuna piensa en el almuerzo, y mientras cena, en el desayuno de mañana. Trae recuerdos y deseos de sabores a la mesa, y de ello toman vida sus antojos.
El asado de la abuela con puré de papita amarila, el aguadito de antaño o los muy frescos sabores marinos de los cebiches y tiraditos , sin olvidar los postres de recetas tradicionales como el arroz con leche, la leche asada de mi infancia o la torta de chocolate y la de tres leches, son otros de sus antojos preferidos por sus continuos comensales.
Si algo ha puesto a La Antojería en el favor de su clientela es el cuidado de los insumos con que trabaja.
Su público sabe que los chicharrones estarán siempre a la vez suaves y crocantes; que sus butifarras dispondrán de jugosos jamones de pierna hechos en casa, nada más curados en sal; y ahora comprueba que sucede lo mismo con el almuerzo, donde siempre se están ajustando los sabores para satisfacer al público: por ejemplo, con su nueva huancaína y ají de gallina al queso paria.
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