Existen razas de perros consideradas como potencialmente peligrosas. RPP Noticias consultó con expertos para saber si la crianza supera o no la predisposición genética de la raza. Todos los detalles en esta nota.
Cuando un perro ataca a una persona, sea un niño o un adulto, varias interrogantes surgen al querer encontrar al culpable de la agresión. La mayoría culpa al dueño de la mascota por no criarlo adecuadamente, otros culpan a la raza del perro y terminan por 'dormir' al animal. Algunos recomiendan no tenerlos en casa por ser potencialmente peligrosos. Pero ¿qué hay de cierto en ambas premisas? En esta nota te lo explicamos.
Marisol León, una etóloga clínica que estudia el comportamiento de los animales, explica que la agresividad es un comportamiento normal para cualquier animal, incluyendo al perro; sin embargo, precisa que la conducta agresiva en un perro se puede agravar cuando existe una mala crianza por parte del dueño.
“La influencia del ser humano es bastante grande. Yo le echaría la responsabilidad al dueño un 75% y un 25% a lo que aporta la genética”, indica, sin descartar el otro porcentaje que da la disposición genética de cada raza. El pastor alemán y el rottweiler están más predispuestos a cumplir funciones de guardianía, pero eso no significa que sean más agresivos.
El médico veterinario, Rodrigo Rondón también refuerza esta postura y asegura que las razas clasificadas como potencialmente agresivas, entre ellas, el pitbull, rottweiler o dóberman, no necesariamente van a tener una conducta violenta. “Son animales que normalmente son muy buenos equilibrados. Por eso son animales de trabajo de protección pero se vuelven malos cuando los dueños no saben manejarlos”, indica.
Los pitbulls: ¿Una raza potencialmente agresiva?
A Yamura, Nita, Murdoc y Gama los encontramos jugando en el parque. Ellos son pitbulls, la raza que suele intimidar a algunas personas por su amplia mandíbula, pero las apariencias engañan. Yamura tiene nueve años y juega como uno de dos, mientras que Nita, de cinco años, es la más cariñosa, le gusta que la abracen y le rasquen la cabeza.
A Murdoc, de tres años, le gusta poner a prueba su fuerza jalando a su dueño sobre un skate, su compañera Gama es la menor del grupo con solo cuatro meses y está en proceso de aprendizaje, a ella le gusta jugar pero también explorar cada vez que sale a pasear.
El buen comportamiento de estos pitbulls no es gratuito, sus dueños pertenecen a la Asociación Peruana del American Pitbull Terrier (APBT), un grupo que promueve la buena crianza y adiestramiento de esta raza. “Nosotros todos los años en Navidad, hacemos una actividad de entregar regalos en zonas más necesitadas y dictamos charlas sobre esta raza. Llevamos a los perros más tranquilos, los niños se acercan y no hacen nada”, cuenta José Herrera, representante de esta asociación.
José recomienda adiestrar a estos perros desde cachorros y socializarlos con otros pitbulls. “Si no pueden darle tiempo, no los críen, porque esos son los perros que se convierten en potencialmente peligrosos por falta de educación”, precisa.
Una buena crianza
Entendiendo que la crianza influye en gran medida en la conducta agresiva de un perro, debemos tomar en cuenta algunas recomendaciones de los especialistas consultados en esta nota. El médico veterinario, Rodrigo Rondón, aconseja educar a los perros con refuerzos positivos y evitar los juegos agresivos para que la conducta de estos animales sea equilibrada y no violenta.
Según la etóloga Marisol León, el proceso de socialización de un perro, que se inicia a partir de la tercera semana de su nacimiento, es la etapa más recomendable para que el cachorro se acostumbre a nuevos estímulos y aprenda a interactuar con su entorno. Entonces, estas son las pautas que se deben seguir para una buena crianza:
1. Socialización: Empezar paseando al cachorro en brazos y exponerlo mesuradamente a ambientes con gente y otros animales para que adapte esos estímulos a su actividad cotidiana.
2. Tiempo y espacio: No tener a la mascota en espacios muy cerrados para evitar que se estresen. Darles calidad de tiempo en casa y a la hora de su paseo.
3. Refuerzos positivos: Premiar a la mascota cada vez que tenga una buena conducta.
4. Evitar juegos agresivos: El animal puede tomar como normal las acciones violentas del dueño y atacar a otras personas.
Si una mascota continua presentando una conducta agresiva, lo más recomendable es acudir a un especialista en comportamiento animal. Bajo su experiencia en el tratamiento y rehabilitación de perros agresivos, Marisol León, asegura que estos animales también pueden sufrir problemas neurológicos que requieren de medicación.
Los perros pueden ser de diferentes razas y tener por genética una mayor predisposición para ejercer otras funciones, pero siempre dependerá de su dueño. No sólo se debe procurar atender la salud física de la mascota sino también la mental.
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