El denominado Antares de la Luz clasificaba a las personas en las categorías de puras, impuras y oscuras. Él se consideraba "puro", al considerarse dios.
El fallecido líder de una secta, el chileno Ramón Castillo Gaete que se suicidó en el Cusco (Perú), categorizaba a las personas y hasta otorgaba poderes a los miembros de su culto.
Según informa Emol.com, las categorías eran puras, impuras y oscuras. El denominado Antares de la Luz se autoasignaba la condición de "puro", al considerarse dios. Los seres "oscuros" eran aquellos que no creían en él.
Castillo le dijo a Pablo Undurraga -el segundo líder de la secta- que tenía el poder de la sanación y lo llamaba "el erudito".
María del Pilar Álvarez, otra de sus colegas, tenía la capacidad de la transmutación, es decir, tenía el don de sacar los males del cuerpo.
Ramón Castillo Gaete, líder de una secta chilena y que era buscado en su país por matar a su bebé recién nacido, se ahorcó en una casa abandonada de la ciudad del Cuzco.
Según la Policía de Chile, los miembros de la secta acostumbraban a consumir un alucinógeno conocido como ayahuasca, en reuniones en las que Castillo tenía relaciones sexuales con todas sus seguidoras, a las que decía que él, por ser dios, no podía procrear y que si alguna vez eso pasaba el bebé sería el anticristo y debía morir.
En un ritual, dejaron caer al bebé en una caldera de dos metros de profundidad repleta de fuego y se mantuvieron en el lugar hasta el 21 de diciembre, cuando lo abandonaron tras comprobar que el mundo no se había acabado, dijo el fiscal a cargo del caso.
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