Una mujer que pasa por alguna de estas situaciones, además de sentir una profunda vergüenza, siente incertidumbre sobre su futuro como madre y ser humano. Por lo general, es objeto de maltrato por parte de su familia y amistades, en especial si es una mujer muy joven.
El embarazo para una mujer siempre implica una revolución en su cuerpo, en sus afectos y en su vida. El bebe que va a tener la coloca en una posición distinta frente al mundo y una de las cosas que más necesita en este momento es sentirse amada, deseada y protegida.
Sin embargo, estas condiciones no siempre se dan, ya que muchas mujeres son despreciadas, expulsadas y ofendidas. Hay hombres que cuestionan la maternidad, diciendo: ¿por qué lo vas a tener?, ¿crees conveniente traer un hijo ahora?, o sugieren una falsa paternidad: ¿estás segura que yo soy el padre?, y hay quienes simplemente abandonan a la mujer gestante.
Pero, ¿qué puede llevar a un hombre a desaparecerse cuando sabe que un hijo suyo va a nacer?… Una de las cosas que podemos afirmar es que un hombre que abandona a su pareja y a su bebé tiene un trastorno en su afectividad. Entra en un estado de pánico ante la responsabilidad de tener un hijo, lo cual habla de la seria lesión en su propia historia de masculinidad. Existe el miedo a que este hijo implique una atadura con la mujer pero con un corte paranoico.
Por otro lado, existen hombres que no aman a la mujer que quedó embarazada pero pueden desarrollar un vínculo con su bebé y establecer un reconocimiento y no una huída patológica.
La capacidad de una paternidad saludable no depende de la mujer que tiene en frente, sino de cómo inscribió su masculinidad y su capacidad de amar, mas allá de las circunstancias.
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