Los ídolos populares siempre están presentes en la memoria colectiva de su pueblo; es el caso de María Alvarado Trujillo, Pastorita Huaracina, quien hoy cumpliría 81 años.
A diez años de su muerte, María Alvarado Trujillo, la entrañable "Pastorita Huaracina" sigue presente en la memoria de los peruanos; ella es un referente indiscutible de la historia de la música andina en el país. La malvacina que hizo cantar y bailar a varias generaciones, hoy estaría cumpliendo 81 años de vida.
Migrar de Malvas a la capital
Sus primeros 8 años las pasó en Malvas, era la última de 12 hermanos; dueña de una bonita voz, se dedicó como muchos niños andinos al pastoreo. Quienes la oían cantar la llamaron chicche en alusión a un pajarito cantor de la zona.
Quechuahablante, María Alvarado Trujillo, aprendió el castellano de su profesora de escuela; a los 8 años, después de la muerte de su madre, decidió venir a Lima y como muchos migrantes de la época, sus primeros trabajos fueron como empleada del hogar.
Su inicio en los escenarios
Cuando cumplía 12 años de edad (19 de diciembre de 1942) se inicia como cantante en el coliseo Bolívar, dejaba de ser Torcasita Huaracina, para ser "Pastorcita Huaracina", que luego sería modificado por el que llevó hasta su muerte.
Ella fue parte de esa masa de procedencia andina que crecía a pasos agigantados en la capital y que se adeuñó de espacios como las fiestas de Amancaes o los coliseos para expresar el arte telúrico de la sierra de nuestro país.
Desde ese entonces, su canto se hizo parte del acervo popular; a diferencia de muchas cantantes "Pastorita Huaracina" se cultivó en la lectura de César Vallejo, José Carlos Mariátegui y José María Arguedas y que le permitió tener un panorama más amplio de compromiso con su pueblo.
Vendió más discos que Los Beatles
Las grabaciones de Pastorita Huaracina fueron éxitos de ventas a tal punto que llegó a vender en nuestro país más discos que Los Beatles en pleno apogeo; obtuvo premios de oro, plata, diplomas, trofeos, medallas y pergaminos, como reconocimiento a su trayectoria.
Recorrió con su canto andino varios continentes como embajadora y decana del folclore nacional; en su país fue reconocida como patrimonio cultural de la nación, comendadora de la nación; además de recibir la orden del sol y las palmas magisteriales.
Sus polleras eran sagradas
En los coliseos de la capital conoció a José María Arguedas, quien la motivó a investigar su música y a valorar su cultura viva y ella entendió el valor que tenía una vestimenta que representara a su departamento.
“Una artista que se estima, que considera y valora a su pueblo no puede presentarse ante él a la volada, sin un previo ensayo y si es andina, sin vestimenta típica; porque la vestimenta típica no es un disfraz es parte de nuestra identidad, así que hay que asumirla con honor y orgullo, siendo conscientes a quienes representamos...” dejó como mensaje
Esta mujer que pasó también dejó huella en su paso por la política, dejó de existir un 24 de mayo de 2001, Sus exequias duraron 3 días, por donde desfilaron personajes de diversos ámbitos se reunieron para despedir a una de las más extraordinarias intérpretes de la música peruana, convertida en toda una LEYENDA.
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