El 10 de agosto de 1936, Perú renunció a seguir participando en las Olimpiadas de Berlín. El prestigioso periodista uruguayo, resalta esta actitud llamándola ejemplo de DIGNIDAD COLECTIVA.
La delegación peruana no aceptó jugar un nuevo partido de fútbol contra Austria, al que un día antes, había vencido en tiempo suplementario por 4-2, bajo el pretexto de la invasión de unos aficionados al campo de juego.
La FIFA acogió el reclamo de los europeos, que incluía la agresión a uno de sus jugadores y pretendió que se jugara un nuevo partido a puertas cerradas.
Una reunión extraordinaria del Comité Olímpico Peruano, presidido por Eduardo Dibós, decidió la salida de la villa olímpica de la delegación peruana.
Fue así cómo el equipo de fútbol que tenía en sus filas al “Mago” Valdivieso, Lolo Fernández y a Alejandro Villanueva; dejó la posibilidad de un campeonato olímpico, en aras de la dignidad deportiva, que el nombre de nuestra patria descollara en otras disciplinas como natación (“El Brujo” Ledgard había clasificado para la ronda final), básquet (a punto de llegar a semifinales).
De los países sudamericanos que manifestaron su solidaridad contra el atropello, solo Colombia se atrevió a dejar la competencia.
La delegación nacional llegó al Callao y fue recibida por millares de personas, quienes la vitorearon como verdadera campeona. El prestigioso periodista uruguayo Eduardo Galeano lo recuerda como la gran lección de dignidad deportiva.
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