Multiplicador de fuerzas de Fernando Ramos, invidente y de 63 años, compitió con más de 1 000 invenciones de 46 países en Ginebra.
Muy bien podría interpretar el papel de Ulises de La Odisea. Pero el guión es previsible y hace que no le guste, pues el final está cantado, por decirlo así.
Él busca superar la vida singular y habitual. Quiere decir su propia palabra, quiere ser el dueño de su propia voz y, sobre todo, quiere historizarse. Y sí que lo hizo. Y con elegancia.
Su “actuación” en la Feria Mundial de Inventos en Suiza entre el 18 y 22 de abril fue digna de mención. No hay duda: el “misterioso” poder que lleva consigo lo protegía de todo.
Tuvo que competir con unas 1 000 invenciones en el país europeo, pero Fernando Ramos, invidente y de 63 años, no se amilanó. “No dio, en ningún momento, un paso atrás”, cuentan.
El multiplicador de fuerzas que trabajó toda su vida en el diseño y perfeccionamiento de este sistema que permite reducir el uso de la energía en todo tipo de máquinas, ya sea en el motor de un automóvil, un barco, como en una central hidroeléctrica, fue aplaudida tanto que incluso enrojecieron las palmas de las manos de los asistentes.
El logro le valió la medalla de bronce. “Esto es un logro para el Perú”, explicó su hijo, quien le acompañó a Ginebra. Claro que sí, y podría sin esfuerzo alguno constituirse en un precedente para que el Perú se encamine por la innovación tecnología y científica.
Cabe mencionar que el evento termina mañana domingo. Y lo más importante, que Ramos retornará al país el próximo lunes a las 19 horas.
Una homenaje y congratulación por parte del gobierno central sería, al menos, una justa retribución al inventor que honró a 30 millones de peruanos en una feria de renombre mundial.
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