El hombre desde que nace lo hace con un destino: luchar por amor a Dios para desterrar de su vida esa asechanza del pecado.
El Arzobispo de Lima recordó la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz que se celebra el 14 de septiembre y mencionó que muchas veces llevar la cruz de Cristo en nuestras vidas puede parecer muy pesada porque estamos llenos de soberbia y amor propio.
“Cuando les hablo de la cruz no les hablo de cosas raras sino de cuántas veces en la vida hay momentos y situaciones que se nos hacen más difíciles y tal vez el misterio es ser más humildes y reconocer nuestra fragilidad para llevar con más facilidad la cruz”, expresó.
Comentó que es importante reconocer que nuestra misión en esta vida es esforzarnos y educarnos moralmente para vencer esa tendencia al pecado que nos aleja de Dios.
“Hay que aprender la misión de todos que quieran tener cierta categoría personal, espiritual no material, es no dejar que nos convirtamos en esclavos de nuestros caprichos y nuestros pecados. Todos tenemos que luchar. Por eso, a veces llamamos cruz a esa dificultad, porque la lucha cansa y desgasta. Pero si hay amor cansa menos y no pesa tanto la cruz”, reflexionó.
En otro momento, mencionó que ese amor a la cruz es una devoción que se encuentra en todos los lugares de nuestra geografía y que nos conlleva a vivir siempre cerca de Cristo.
“Quedémonos con esa idea clara: Jesús en la cruz es un hermano, un amigo que te dice Lucha, vale la pena, templa el carácter. Todo esto no es para hacernos daño sino es para aprender a amar más al prójimo”, manifestó.
“Cuánta gente en su corazón tiene ese amor a la cruz, ese agradecimiento a Dios. Por eso, en este programa somos una chispa de esa visita que nos hace Jesús a todos los hogares para que en medio de todos los problemas llevemos palabras que animan y llevemos esa presencia de Jesús”, prosiguió.
Finalmente, condenó el ataque narcoterrorista que dejó como saldo la muerte de dos policías en el VRAE hace unos días y pidió al Señor por las familias de estos militares.
“Le pido a Dios que acabe con esta lacra, pero también me uno al dolor de esos valerosos hombres de las Fuerzas Armadas, y a sus familias. He vivido esto 11 años y no se cierra la herida de haber visto tantos muertos por la violencia terrorista disfrazada. La violencia no es camino nunca para nada”, concluyó.
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