"En la lista de cinco grandes problemas que generan los cárteles narcotraficantes, el abuso de la migración centroamericana es el último por resolver y yo creo que el que más víctimas está dejando
Los vejámenes a miles de centroamericanos que cruzan México rumbo a Estados Unidos, sumados al secuestro, constituyen una "crisis humanitaria" que amerita la protesta común de los países de la región, opinan dos periodistas que durante meses documentaron ese paso.
"En la lista de cinco grandes problemas que generan los cárteles narcotraficantes, el abuso de la migración centroamericana es el último por resolver y yo creo que el que más víctimas está dejando", dice el periodista salvadoreño Oscar Martínez en entrevista con la AFP.
La estatal Comisión Nacional de Derechos Humanos de México estimó en 2009 que unos 10.000 inmigrantes, sobretodo centroamericanos, fueron raptados en un periodo de seis meses para exigir rescates a sus familias.
Martínez, autor del libro de crónicas "Los migrantes que no importan", y el fotorreportero español Edu Ponces, cuyo trabajo aparece en el libro de fotografías "En el camino", dedicaron 15 meses a documentar cómo el crimen organizado encuentra en el imparable flujo migratorio un negocio lucrativo.
"Es la población perfecta, de diseño para cualquier criminal: personas que no quieren denunciar, que huyen y que transitan por el México más propicio para delincuentes", describe.
Albergues mexicanos para inmigrantes, varias ONG y esos dos libros -que ya salieron a la venta en México y Centroamérica este mes y en agosto en España- constatan que a habituales robos y vejaciones, se añade en los últimos dos años una red de secuestros alrededor de vías del tren de carga que los migrantes
usan para llegar a frontera estadounidense.
Con las fuerzas de seguridad desbordadas por el combate al narcotráfico, que causó casi 25.000 muertos en México desde finales de 2006, los reporteros creen que la reacción a la tragedia sólo puede venir desde fuera de fronteras.
"Centroamérica, en política internacional, sobre crimen organizado y migración no tiene derecho ni a la pataleta.
Eso como países independientes pero como región quizás sí", señala Martínez, de 27 años.
"Las únicas posibilidades vemos para este problema son: primero, un llamamiento urgente de presidentes de Centroamérica para que se detenga la masacre de sus ciudadanos.
Segundo, que se ubique la denuncia de crisis humanitaria a nivel internacional, en la ONU".
Y en tercer término, que se recopile la información de los secuestrados repatriados para que sirva a las investigaciones en México, propuso Martínez.
Los libros y el documental sobre violencia contra mujeres inmigrantes "María en tierra de nadie", de la salvadoreña Marcela Zamora, son resultados de un proyecto del diario digital salvadoreño elfaro.
net, la asociación española Ruido Photo y la mexicana IDHEAS, financiado por la fundación estadounidense Open Society.
Un trabajo de largo aliento que les permitió superar escollos que plantean tanto las rutinas de medios de comunicación convencionales como amenazas de represalias del crimen organizado.
Por el momento, los reporteros creen que la gravedad y minuciosidad de información reunida debería desatar una reacción inmediata y enérgica de Centroamérica.
A los gobiernos centroamericanos, recuerda Martínez, les hemos dicho en reuniones "miren, estos materiales dicen que ahorita están violando, asesinando y secuestrando gente de su país.
Ahí dice quiénes, dónde y cómo los agarran. ¿Qué más necesitas saber?".
AFP
"En la lista de cinco grandes problemas que generan los cárteles narcotraficantes, el abuso de la migración centroamericana es el último por resolver y yo creo que el que más víctimas está dejando", dice el periodista salvadoreño Oscar Martínez en entrevista con la AFP.
La estatal Comisión Nacional de Derechos Humanos de México estimó en 2009 que unos 10.000 inmigrantes, sobretodo centroamericanos, fueron raptados en un periodo de seis meses para exigir rescates a sus familias.
Martínez, autor del libro de crónicas "Los migrantes que no importan", y el fotorreportero español Edu Ponces, cuyo trabajo aparece en el libro de fotografías "En el camino", dedicaron 15 meses a documentar cómo el crimen organizado encuentra en el imparable flujo migratorio un negocio lucrativo.
"Es la población perfecta, de diseño para cualquier criminal: personas que no quieren denunciar, que huyen y que transitan por el México más propicio para delincuentes", describe.
Albergues mexicanos para inmigrantes, varias ONG y esos dos libros -que ya salieron a la venta en México y Centroamérica este mes y en agosto en España- constatan que a habituales robos y vejaciones, se añade en los últimos dos años una red de secuestros alrededor de vías del tren de carga que los migrantes
usan para llegar a frontera estadounidense.
Con las fuerzas de seguridad desbordadas por el combate al narcotráfico, que causó casi 25.000 muertos en México desde finales de 2006, los reporteros creen que la reacción a la tragedia sólo puede venir desde fuera de fronteras.
"Centroamérica, en política internacional, sobre crimen organizado y migración no tiene derecho ni a la pataleta.
Eso como países independientes pero como región quizás sí", señala Martínez, de 27 años.
"Las únicas posibilidades vemos para este problema son: primero, un llamamiento urgente de presidentes de Centroamérica para que se detenga la masacre de sus ciudadanos.
Segundo, que se ubique la denuncia de crisis humanitaria a nivel internacional, en la ONU".
Y en tercer término, que se recopile la información de los secuestrados repatriados para que sirva a las investigaciones en México, propuso Martínez.
Los libros y el documental sobre violencia contra mujeres inmigrantes "María en tierra de nadie", de la salvadoreña Marcela Zamora, son resultados de un proyecto del diario digital salvadoreño elfaro.
net, la asociación española Ruido Photo y la mexicana IDHEAS, financiado por la fundación estadounidense Open Society.
Un trabajo de largo aliento que les permitió superar escollos que plantean tanto las rutinas de medios de comunicación convencionales como amenazas de represalias del crimen organizado.
Por el momento, los reporteros creen que la gravedad y minuciosidad de información reunida debería desatar una reacción inmediata y enérgica de Centroamérica.
A los gobiernos centroamericanos, recuerda Martínez, les hemos dicho en reuniones "miren, estos materiales dicen que ahorita están violando, asesinando y secuestrando gente de su país.
Ahí dice quiénes, dónde y cómo los agarran. ¿Qué más necesitas saber?".
AFP
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